Mientras los vehículos eléctricos chinos, particularmente los de la marca BYD, inundan el mercado europeo con precios imbatibles, los fabricantes de automóviles europeos se enfrentan a una guerra de precios que parece imposible de ganar. Esta competencia desleal se ve agravada por el aumento del 600% en las importaciones de vehículos eléctricos chinos a la UE entre 2020 y 2023, lo que ha permitido a las marcas chinas, como BYD, hacerse con más del 2% de la cuota de mercado de coches en Europa.
La Unión Europea (UE) se encuentra en una disyuntiva, debatiendo la imposición de aranceles a los fabricantes de automóviles chinos después de una investigación sobre prácticas anticompetitivas relacionadas con los subsidios respaldados por el Gobierno chino a los fabricantes. Según una investigación de Rhodium Group, se necesita un arancel considerable para contrarrestar el avance de los vehículos eléctricos chinos en Europa. Sin embargo, las proyecciones indican que los aranceles propuestos por la UE pueden ser insuficientes para nivelar el campo de juego.
¿Competencia desleal?
El atractivo de los vehículos eléctricos chinos en Europa radica en su precio y ventajas competitivas. Por ejemplo, BYD controla toda su cadena de suministro, lo que incluye el suministro de baterías, otorgándoles una ventaja significativa. Esto ha llevado a un rápido aumento de las importaciones de vehículos eléctricos chinos en la UE, pasando de 1.600 millones de dólares en 2020 a 11.500 millones de dólares en 2023.
El ejemplo del automóvil Seal U de BYD ilustra la disparidad de precios entre China y Europa. Mientras que el automóvil se vende por 20.500 euros en China, alcanza los 42.000 euros en la UE. Esta discrepancia significa que BYD obtiene una ganancia mucho mayor en Europa que en su mercado local.
Los aranceles no frenan la llegada de vehículos chinos
Sin embargo, los aranceles propuestos por la UE, que oscilan entre el 15% y el 30%, no parecen ser suficientes para disuadir a los fabricantes chinos de automóviles de exportar a Europa. Incluso en el escenario más alto, estas tarifas no igualarían las ganancias excepcionales que obtienen en el mercado europeo.
Rhodium sugiere que se necesitarían aranceles del 40% al 50%, e incluso más altos en el caso de fabricantes verticalmente integrados como BYD, para hacer que el mercado europeo sea menos atractivo. Sin embargo, esto es prácticamente inviable debido a las restricciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que rigen las relaciones comerciales entre la UE y China.
Pérdida de empleos en Europa
La rápida expansión de las marcas chinas en el mercado europeo, impulsada por precios imbatibles y una ventaja competitiva significativa, representa una grave amenaza para la industria automotriz de la región. Esta situación pone en riesgo miles de empleos en el sector y podría desmantelar una industria clave para la economía europea. Se estima que la competencia china podría poner en riesgo hasta 70.000 empleos en la industria automotriz europea para el año 2030, según un estudio de Allianz Trade. Se han producido cierres de plantas y reestructuraciones en empresas como Ford y Renault como consecuencia de la competencia china.
Otras medidas de presión
Ante la dificultad de imponer aranceles suficientemente altos, la UE podría recurrir a "herramientas no tradicionales" para proteger a los fabricantes de automóviles locales. Estas medidas, que van más allá de los aranceles tradicionales, podrían incluir:
Restricciones ambientales: la UE podría establecer normas medioambientales más estrictas para los vehículos eléctricos importados, lo que aumentaría los costes para los fabricantes chinos y dificultaría su entrada en el mercado europeo. Un ejemplo de este tipo de medida es la normativa Euro 6 sobre emisiones de vehículos, que ha obligado a los fabricantes a invertir en tecnologías más limpias.
Restricciones de seguridad nacional: la UE podría argumentar que la dependencia de los vehículos eléctricos chinos supone una amenaza para la seguridad nacional, ya que estos podrían ser utilizados para espionaje o ciberataques. Un ejemplo de este tipo de medida es la prohibición de Huawei en las redes 5G de algunos países europeos por motivos de seguridad nacional.
Comentarios