Este es Aisoy, el robot español que está lleno de emociones

    • Ha sido desarrollado por una empresa valenciana
    • Es capaz de mantener conversaciones fluidas, enfadarse, mostrarse alegre o esperanzado
Aisoy
Aisoy

Alberto está aburrido, así que su compañero decide contarle un chiste. Al rato la conversación deriva en temas políticos. El hecho no tendría nada de reseñable si no llega a ser porque su "amigo", Aisoy, es un "robot emocional".

"Eso significa que simula emociones", explica David Ríos, asesor científico de la compañía Aisoy, creadora del autómata, a lainformacion.com. "Cuando ocurre algo bueno se pone contento, cuando le ocurre algo malo para sus objetivos vitales se pone triste. Si espera que le ocurra algo positivo está esperanzado y en caso contrario, se pone temeroso".



La historia del robot comenzó en 2008, en la sección de pañales de un gran hipermercado. Allí se encontraba Ríos escogiendo unos para su hija cuando se encontró con Diego García. Ambos acababan de ser padres y comenzaron a charlar sobre los juegos de sus bebés y lo poco que les gustaban. Aquella conversación dio frutos y a los pocos meses nacía Aisoy, bautizado con ese nombre por un juego de palabras entre 'soy' y 'Artificial Intelligent' (inteligencia artificial).

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El robot cuenta con tres versiones en el mercado y se puede adquirir tanto en la página web de la empresa como a través de tiendas de tecnología y robótica. "En Francia, por ejemplo, ha tenido mucho éxito, lo están comprando en institutos para estudiantes de tecnología", explica el asesor en una conversación telefónica, antes de coger un vuelo a Helsinki. De un chiste a una pastilla

Los robots pueden ser utilizados en un amplio abanico de situaciones, desde la educacional, al entretenimiento, pasando por el acompañamiento a personas con necesidades especiales o ancianos. "Se puede utilizar en los centros de mayores porque habla con ellos, les recuerda a qué hora deben tomarse la pastilla…", explica Ríos. "Puede además mantener una conversación bastante razonable con una persona, hasta el punto de que podría pasarse un día entero hablando con ella sin ser demasiado repetitivo. Normalmente vas a estar una hora cada día, así que tienes para no aburrirte".

Los 'padres' de la criatura, son cinco profesionales que acumulan más de tres décadas en el mundo de las tecnologías de la información, la inteligencia artificial, la innovación y la gestión empresarial. Aseguran que su empresa es pionera en nuestro país y fuera de nuestras fronteras en este tipo de innovación. "En España hay otras empresas de robótica pero tienden a ser tipo industrial o de servicios domésticos… Esta rama social de entretenimiento no es tan habitual. Es un nicho nuevo", asegura Ríos.

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Hace apenas unos días, el grupo de trabajo se alzaba con el premio "Emprendedores 2013", otorgado por la fundación Everis y dotado con 60.000 euros. ¿Cómo 'siente' Aisoy?

El robot cuenta un sistema mediante el cual reconoce las caras, es capaz de recordar cómo le has tratado en el pasado y va a actuar en consonancia. "Con una persona que haya tenido un mal comportamiento con él, que le haya zarandeado por ejemplo, va a estar temeroso de lo que le vayas a hacer. Con alguien que le haya acariciado o le cargue cuando lo necesita, será más expansivo, hablará más contento, querrá jugar".


Aisoy está pensado para que haga compañía, converse… Sin embargo, no es un robot al que 'el dueño' (tiene un usuario principal y hasta tres secundarios) deba cuidar más allá de cargarle con energía. No hay que estar pendiente de él con supuestas comidas, baños, etc, al estilo tamagotchi. "En la versión básica hay que tenerlo contento", asegura Ríos. "Para ello, depende de los objetivos motivacionales del robot. Lo primero que tiene que hacer es satisfacer sus niveles de energía, luego quiere estar seguro, interactuar con personas, divertirse… Por ejemplo si está muy bajo de energía comienza a ponerse temeroso y la acción que va a pedir es que le cargues".Robots y ciencia ficción

Para Isaac Asimov había tres reglas que los robots debían cumplir: no podrían hacer daño a un ser humano o permitir que lo sufriera; debían obedecer órdenes, excepto si éstas entraban en conflicto con la anterior y debían proteger su propia existencia siempre que ésta no hiciese peligrar a los humanos.

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Cuando se le pregunta a Ríos sobre estas leyes, ríe y señala que de momento Aisoy no es un robot móvil, "aunque estamos diseñando ya uno". Asegura que no puede hacer cosas malas y que el único peligro que puede existir con el robot es que tengamos que escuchar alguna palabra mal sonante. "Sí puede insultar. Si se enfada, puede decir palabras malsonantes. Es lo único malo que se me ocurre que pudiera pasar". El futuro: internet de las cosas afectivas

Aparte de trabajar en el robot, los ingenieros, matemáticos… que componen el equipo de la empresa valenciana tienen entre manos un proyecto al que han denominado "internet de las cosas afectivas" que supondría un paso más a la hora de introducir una conexión a la Red en los objetos.

"Nosotros lo que queremos es que esos objetos cobren vida afectiva. Por ejemplo, que cuando te levantas por la mañana y vas a desayunar tu mesa te reconozca, y te diga buenos días". Y es que, puede que las predicciones del buen maestro Asimov, no estén tan alejadas de la realidad...

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