Las siete tensiones no resueltas que explican el fracaso de la Educación Española (y el poco futuro de la ley Wert)

    • Hoy, huelga educativa en el sector público contra la sexta ley de Educación de los últimos cuarenta años
    • Ninguna ley ha conseguido tapar los siete agujeros negros de nuestro sistema educativo; tampoco la de Wert
Miles de manifestantes contra la reforma de Wert durante la huelga educativa
Miles de manifestantes contra la reforma de Wert durante la huelga educativa

Llámense LOGSE, LOCE, LODE o LGE... se parecen tanto en sus siglas como en su poca eficacia. Franquistas o democráticas, socialistas o populares... ninguna de ellas ha conseguido que los estudiantes españoles salgan de la escuela, como decía el famoso anuncio publicitario, "jóvenes aunque sobradamente preparados". Al menos, así lo muestran las pruebas internacionales.

Fracaso escolar, indisciplina, maestros desmotivados... Y lo peor: el abandono. En 2011, un 26.5 por ciento de la población no había completado la secundaria, según el Instituto Nacional de Estadística. Ninguno de los sucesivos cambios legislativos ha superado siete obstáculos que jalonan el fracaso de los planes educativos en España. Y que también, salvo sorpresas de última hora, anticipan el corto recorrido que le espera a la Ley Wert.1. ¿Buenos profesores... poco formados y mal pagados?

Para lograr un sistema educativo excelente se necesita un profesorado sometido al mismo nivel de exigencia y reconocimiento laboral. Un sueldo relativamente bajo (unos 1500 euros, según la Asociación Nacional de Profesores de Enseñanza), y una formación no especialmente exigente (tres años de carrera en caso de primaria) no atraen a los talentos más capaces.2. ¿Rendimiento sin disciplina?

Queremos que los alumnos rindan en la escuela, pero quitamos autoridad a los profesores, uno de los colectivos que más bajas por depresiones sufren, según han denunciado los sindicatos. Casos de agresiones, como las que se detallan en esta información, han hecho de la baja autoridad del profesor en las aulas un motivo de profunda preocupación entre la comunidad educativa.

Sólo en Valencia, según denunció en su momento el sindicato CSIF, hasta 1.614 maestros de Primaria y profesores de ESO entregaron partes de baja por enfermedad mental, más que por afonía o enfermedades respiratorias. Y son datos del curso 2007-2008, o sea, antes de la crisis.3. Poca flexibilidad curricular

Como la mayoría de los países desarrollados, tenemos una educación obligatoria hasta los 16 años. ¿Y qué ocurre con los niños que a los 12 ó 13 muestran claramente que no disponen de aptitudes para el estudio? Hasta ahora, tienen que esperar hasta los 16 años si quieren pasar a formación profesional. Con la ley Wert esta espera se reduce un año. Aún así, existe un periodo de dos o tres años con baja flexibilidad curricular, lo que repercute en la alta tasa de abandono escolar temprano que presenta España.4, ¿Sin inglés? "It's very difficult todo esto"

Vivimos en un entorno globalizado y pretendemos que nuestros estudiantes compitan en él, pero apenas hemos conseguido que salgan de bachillerato conociendo su lengua franca: el inglés. España nunca ha mostrado especial afecto a las lenguas extranjeras, como lo muestra el hecho de que ninguno de nuestros presidentes democráticos, a excepción del breve Calvo Sotelo, sabía inglés.

Como explica la consultora The Hay Group, el 70 por ciento de los directivos españoles no habla inglés, uno de los más altos de niveles en Europa.Los tímidos acercamientos al bilingüismo dados por algunas comunidades como Madrid no parecen suficiente para subsanar una asignatura pendiente del sistema educativo español. Como se aprecia en este gráfico (ver gráfico) de Education First, sólo el País Vasco obtiene un nivel alto en inglés; el resto de comunidades ronda el "medio-bajo", llegando al "muy bajo" en el caso de Extremadura.5. Una norma para todos y 17 encargados de aplicarla

Prácticamente todas las leyes educativas de la democracia, no sólo la de Wert, han venido precedidas de polémicas, conflictos y enfrentamientos sociales. Pero además las competencias educativas están transferidas a las comunidades, lo que suele añadir discrepancias entre poder central y autonómico. La más sonada, la de los planes de estudio y el distinto número de horas dedicadas a las mismas asignaturas. En Cataluña incluso persiste el conflicto por algo tan elemental como el tipo de lengua en el que se puede escolarizar a los niños.

Según el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, las diferencias de conocimientos entre Comunidades Autónomas de los alumnos en enseñanza obligatoria pueden llegar a equivaler a dos cursos en matemáticas, 1,4 en comprensión lectora y 1,6 en conocimientos de ciencias.6. Los examinadores no se examinan

¿Quién evalúa a los colegios públicos? ¿Y a los profesores? ¿Qué pasa si los alumnos de una escuela obtienen sistemáticamente malos resultados? ¿Y si ocurre lo contrario? ¿Se les reconoce? Paradójicamente, los encargados de evaluar a nuestros hijos no son evaluados. Expertos como Eric Hasusen, profesor de la Universidad de Standford de visita estos días en nuestro país (ver su conferencia ante el ministro Wert), esa una de las razones que perjudican la calidad de la enseñanza. Entre otras cosas, porque desmotivan a la mayoría de profesores que sí son realmente buenos maestros.7. Queremos valores humanos, pero... ¿cuáles?

Tanto la religión católica como la formación para la Ciudadanía, dos asignaturas nutridas de valores, han supuesto una fuente de conflictos permantente tanto para gobiernos socialistas como populares. El carácter obligatorio u optativo, la evaluación, el peso en el currículum y los contenidos de las asignaturas siguen en permanente cuestionamiento desde hace décadas.Vida media de las leyes de Educación en España: seis años

El gobierno Aznar trabajó durante años una ley que fue aprobada a finales de 2002 y suspendida a mediados de 2004, tras la victoria socialista. Ni siguiera llegó a aplicarse. El PP ha modificado la legislación socialista de 2006. Pero todos los partidos de oposición en bloque ya han mostrado su frontal rechazo a la ley Wert y su disposición a derogarla en cuanto se modifique la correlación de fuerzas parlamentarias.

La nueva ley de Educación nace con la misma fecha de caducidad que la mayoría absoluta del PP. Si atendemos a la media de duración de las leyes de educación promulgadas en democracia podemos pronosticarle una vida de seis años y tres meses. Eso, suponiendo que el PP siga en el poder dentro de tres años.

Teniendo en cuenta que la educación obligatoria se extiende a lo largo de 13 años de vida escolar, concluiremos que en España resulta más fácil cambiar de gobierno que consolidar un sistema educativo.

Sigue @martinalgarra//

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