El humo provocado por un incendio en Canadá ha llegado ¡a España! Desde el 1 de mayo, un fuego al norte de Canadá ha reducido a cenizas 5.223 kilómetros cuadrados de bosque.
La columna de humo ha adquirido tales dimensiones que llegó hasta España el pasado día 22, después de atravesar el Océano Atlántico, según datos de la NASA. De hecho, el satélite Aqua detectó el día 9 la presencia de partículas en suspensión atrapadas en las nubes sobre el cielo de Canadá, a una altura de 12.000 metros.
El fuego se inició en un bosque y se propagó rápidamente debido a la baja humedad y temperaturas cálidas. Además, ha obligado a desalojar la ciudad de Fort McMurray y 88.000 personas han tenido que abandonar sus casas. Sin embargo, se espera que los vecinos pueden regresar a sus hogares a partir del 1 de junio.
De hecho, solamente las condiciones meteorológicas pueden detener el gigantesco incendio, aunque según reconocen las autoridades, seguirá activo durante al menos 6 meses.
Por otro lado, el incendio ha recortado la producción de crudo canadiense en un 25%, lo que ha causado pérdidas diarias de 50 millones de dólares a las compañías petrolíferas.
No obstante, la situación ha mejorado en los últimos días y los empleados de los yacimientos petroleros canadienses al norte de esa ciudad comenzaron el martes a volver a sus puestos de trabajo.El segundo mayor incendio de la historia
Este incendio solo ha sido superado por el de Yellowstone de 1988. Si bien empezó como pequeños incendios individuales, las llamas se propagaron rápidamente fuera de control debido a los crecientes vientos y a la sequía de 1988.
Solo la llegada del clima fresco y húmedo de finales de otoño hizo que los bomberos pudieran extinguirlo, aunque un total de 793.880 hectáreas se calcinaron.
Tampoco será, previsiblemente, el incendio más largo de la historia. Este funesto récord lo ostenta el de Centralia, Pensilvania, donde en 1962, un incendio aparentemente inofensivo en un basurero se extendió repentinamente por el subsuelo y encendió una veta de carbón situada bajo la ciudad.
Los bomberos apagaron las llamas de la superficie, pero el carbón siguió ardiendo bajo las casas hasta convertirse en un monstruo incontrolable que obligó a desalojar la ciudad, que sigue abandonada a día de hoy. La mina subterránea sigue ardiendo y se calcula que contiene carbón para hacerlo durante 250 años más.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios