Mónica Santos, la heroína de los Paralímpicos que se negó a abortar y quedó paralítica

  • "Creo que Dios me compensó por no haber matado la semillita que tenía en mí", asegura, ya que quedó parapléjica y no tetrapléjica tras decidir apostar por su bebé y no abortar, confiesa Mónica Santos.

    No ha ganado medalla, pero ha recibido la mejor medalla: el cariño de su hija, que siempre la acompaña, tras cada una de sus actuaciones.

Se negó a abortar y quedó paralítica, pero en los Paralímpicos ha recibido la mejor medalla, el cariño de su hija
Se negó a abortar y quedó paralítica, pero en los Paralímpicos ha recibido la mejor medalla, el cariño de su hija
M.T.

Mónica Santos tiene una historia de película. Se negó a abortar sabiendo que estaba destinada a vivir para siempre en una silla de ruedas. Tuvo que elegir entre quedarse parapléjica y su bebé... y no tuvo dudas. Ahora, ha participado en sus primeros juegos paralímpicos, celebrados en su país, siempre en honor a su hija. 

Cuando tenía 18 años, Santos se quedó embarazada, pero a la vez que le comunicaron la buena noticia le daban una mala: tenía un agioma medular que le obligaba a someterse a una operación. Para ello tendría primero que abortar, dados los riesgos que suponía la intervención, pero se negó. No quería quitarle la vida a su hija.

Decidió posponer la operación hasta después de que naciera su niña, Paola, y solo entonces programó su operación. Pero fue demasiado tarde. Santos se quedó parapléjica, aunque podría haber sido peor y haber quedado tetrapléjica. "Creo que Dios me compensó por no haber matado la semillita que tenía en mí", asegura. 

Hoy en día, Paola tiene 13 años y siempre está presente en las luchas de la madre, ya sea en las gradas o a su lado. Su madre lleva un tatuaje en su brazo izquierdo con el nombre de su hija. 

Antes de quedarse embarazada ya practicaba algunos deportes y después de su problema volvió a hacerlo. Empezó con el baloncesto y años después conoció la esgrima. Ahora, 13 años después de quedarse en silla de ruedas, la bicampeona de América ha disputado sus primeros Juegos Paralímpicos, aunque se marchó de Río sin ganar un solo duelo y sin medalla. Su mejor medalla, dice, es su hija Paola, que no paraba de besarla tras sus actuaciones.

Pese a sus resultados, Mónica Santos ha vivido con esta experiencia algunos de los momentos más emocionantes de su vida y daba las gracias en facebook a todos los que la habían apoyado para llegar a los Juegos:  "muchas gracias por haber creído y por vuestro corazón enorme, sin la asasepode, no habría conocido el esgrima y no habría llegado a donde llegué, gracias a todos los que forman parte de esta asociación, a todos los que de una u otra forma ayudan y colaboran para que la misma se mantenga, felicidades por estar con 4 atletas en las paralimpiadas, gracias por ayudar a un grupo de héroes, a veces sin medallas, pero todos ganadores, gracias por permitirnos un entrenamiento  digno,  de fácil acceso, gracias a todos".

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