Abertis busca revivir una gran operación como Atlantia este año

  • La concesionaria, que celebra hoy su Junta General de Accionistas, busca cerrar alguna gran operación corporativa en los próximos meses, tras no haber podido culminar la fusión con Atlantia y ante el reto de que se cumpla el plazo de concesión de la autopista AP-7, dentro de diez años.
Ruth Ugalde

Hace justo cuatro años, Isidro Fainé y Salvador Alemany, por entonces presidente y consejero delegado de Abertis, respectivamente, se sentaron frente a sus accionistas con la buena nueva de que habían sellado un acuerdo de fusión con Atlantia, la mayor compañía de autopistas de Italia, cuyo nombre en aquellos tiempos era Autostrade.

Este matrimonio, donde la empresa catalana se garantizaba ser el primer accionista, tener la sede y llevar las riendas directivas, suponía todo un salto de dimensión para la empresa, ya que se convertía en un gigante valorado en 25.000 millones en bolsa, con unos ingresos superiores a los 6.000 millones de euros, un beneficio bruto operativo (ebitda) de 3.800 millones de euros, y líder absoluto del negocio mundial de autopistas.

Para hacerse una idea del salto cualitativo que suponía para la empresa catalana este matrimonio, basta recordar que actualmente factura 3.935 millones y tiene un ebitda de 2.435 millones, cifras muy inferiores a las que habría conseguido con Atlantia. Además, su capitalización se ciñe a 9.811 millones, casi una tercera parte del valor que habría tenido con la italiana.

Sin embargo, las trabas regulatorias transalpinas terminaron echando por tierra la operación y, con ella, el sueño de Abertis de consolidar su futuro, ante la amenaza que supone para el grupo el fin de la concesión en agosto de 2021 de la autopista AP-7. Este gigante de la carretera, con 1.000 kilómetros que recorren todo el litoral mediterráneo, representa para Abertis en torno al 25% de sus ingresos y una tercera parte de su beneficio bruto operativo.

Escenarios abiertos

Aunque la concesionaria mantiene negociaciones para conseguir una prórroga que le permita ampliar el periodo de explotación de la vía, también es muy consciente de que necesita dar un golpe de timón antes de que llegue el momento, y según fuentes próximas a la dirección, el objetivo es hacerlo entre este año y el próximo.

Esta necesidad, entre otros factores, despertó el pasado enero los rumores de un renovado intento de fusionarse con Atlantia. Desde Italia saltó la noticia de que el banco de inversión Mediobanca estaba analizando de nuevo la fusión, con la novedad de que ACS (accionista de referencia de Abertis con un 25% del capital) iba a vender la mitad de su participación a la familia Benetton, primer accionista de Atlantia a través del hólding Sintonia.

La noticia fue desmentida por ambas partes, pero el tiempo ha demostrado que el grupo constructor está interesado en desprenderse de una parte de sus acciones. Y también La Caixa, dueña de otro 28% de Abertis, ya que debido a las nuevas exigencias de Basilea deberá rebajar su exposición a la concesionaria.

Con todas estas cartas sobre la mesa, la empresa dirigida por Salvador Alemany tiene abiertas todas las puertas que le permitan cerrar una gran operación corporativa, capaz de compensar el fin del periodo de concesión de la AP-7 y de satisfacer las necesidades de sus dos principales accionistas.

Y aunque el abanico es amplio, tampoco puede olvidarse la arenga lanzada por Alemany, actual presidente de Abertis, el pasado mes de enero, cuando aseguró: "es el momento de hacer fusiones".

Músculo para llevar a cabo un movimiento de este tipo lo tiene, gracias a los 2.700 millones de que dispone gracias a su flujo de caja, al 14,6% que tiene en Brisa, valorado en 490 millones con los actuales precios de mercado, y al 6,6% que ostenta en Atlantia, que alcanza un valor bursátil de 639 millones, de los cuales, más de la mitad son plusvalías.

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