Göran Persson fue ministro de Economía de Suecia en 1996, cuando el déficit superaba el 10%, más de lo que España tiene a día de hoy.
Persson explica en una entrevista para La Vanguardia, cómo tuvo que viajar a Nueva York en persona para convencer a los bancos inversores de que siguieran comprando deuda sueca. Igual que ocurre ahora en España, tuvo que tomar decisiones impopulares como recortar el gasto público, reducir los salarios, reformar pensiones y subsidios de paro...
Después de la tormenta, Persson fue elegido primer ministro de Suecia y sus reformas empezaron a dar sus frutos con el aumento de las exportaciones y el crecimiento.
Persson avisa del problema de estar muy endeudados: "Un país que debe no es soberano ni tiene democracia que valga, porque no es dueño de sí mismo. Soy socialdemócrata: sé que sin tener superávit no hay Estado de bienestar posible"
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