Jerôme Kerviel pagará su deuda en 177.000 años

    • Cinco años de cárcel para Jérôme Kerviel, el broker que causó pérdidas millonarias a Société Générale.
    • Gana 2.300 euros al mes y deberá pagar 4.900 millones.
Carlos Salas

En enero de 2008 hubo una señal luminosa sobre el cielo financiero de Europa. Jerôme Kerviel, 33 años, ex trader de Société Générale, había provocado un enorme agujero. Según el banco, Kerviel actuó por su cuenta e invirtió equivocadamente unos 50.000 millones de euros. El resultado fue escandaloso: pérdidas de 4.900 millones de euros.

Kerviel fue interrogado y pasó varios días en prisión. La pregunta que surgió entonces fue: ¿es que es tan fácil ocultar operaciones de ese calado en un banco? "Todos estaban al corriente de mis actividades", dijo Kerviel a Le Parisien en 2009. Fue llevado a juicio hace un par de meses, y este 5 de octubre se ha emitido el veredicto: culpable. Solo él y nadie más que él.

Al final, Kerviel tendrá que devolver 4.900 millones de euros. Para hacerlo necesitará pasarse los próximos177.536 años entregando todo su salario a Société Générale. Gana 2.300 euros al mes.

¿Quién era este Kerviel?

Nacido hace 33 años en una familia de clase media-baja en Bretaña (su madre era peluquera y su padre, herrero), se graduó en económicas por la Universidad de Nantes. Luego estudió un máster en finanzas por la Universidad de Lyon 2. Ingresó e hizo prácticas en BNP. En 2000, por fin, entró en Société Générale. Destino: el prestigioso departamento de banca de inversión. Un chico de clase modesta manejando a las grandes fortunas. Kerviel se mostró muy despierto en su tarea. Pasó del middle office, en donde sólo registran contablemente las operaciones, al front office donde los traders mueven voluminosas cantidades de dinero. "Conseguía astronómicas ganancias y eso me producía a veces un placer orgásmico", afirmó a Le Parisien en 2009.

Y aquí viene la polémica. Kerviel acusa a sus jefes de haberl inoculado el virus de la codicia, el amor por amasar dinero. Lo calificó de placer orgásmico placer que tenía su clímax como cuando apostó contra las aseguradoras, poco después de los atentados en el metro y el autobuses en Londres en julio de 2005. Hubo 56 muertos. "Hice 500.000 euros en unos segundos apostando a la baja por las aseguradoras. Estaba exultante pero me di cuenta de que no estaba bien porque había gente que había sido atacada con bombas. Corrí al baño y vomité", expresó en aquella fecha. Y reconoció que después de aquella orgía de dinero, volvió a su puesto tan campante.

Llegó al nivel del millón de euros ganados para el banco en un solo día. Kerviel confiesa que los jefes le pedían más y más. Le daban palmaditas. Un día, según contó en a de sus numerosas entrevistas, ganó 1,7 millones de euros, y sus jefes casi abren una botella de champán.

Animado por un exceso de confianza, Kerviel se metió en la boca del lobo, operando de forma arriesgada. Total, el dinero había perdido su valor. Era una quimera. "Mis cálculos se quedaron obsoletos pero yo me obstiné en seguir". Asumió riesgos en operaciones indizadas al índice alemán DAX, al británico, Footsie, y al europeo Eurostoxx.

Llegó el descalabro: 4.900 millones de euros. "El problema es que nadie en el banco te dice que al otro lado de tu monitor hay gente de verdad, vidas de verdad. Crees que estás jugando con dinero virtual", afirmó en su defensa. Pero ha sido condenado como único criminal.

Muchos jóvenes franceses expresaron ayer a través de Twitter y las redes sociales su descontento por la condena a Kerviel. Le consideran un héroe. Creen que el sistema le corrompió, como a muchos otros, y el sistema tiene que pagar.

"Si eso es Justicia yo soy una banana" decía uno. Otro tweet revelaba la carga atlántica de Kerviel: "Tendrá que pagar en intereses 87.260 euros al día. A un 0,65% de interés". "Es el juicio a la irresponsabilidad de todo un sistema contra la irresponsabilidad de un solo hombre", decía otro.

¿Kerviel criminal? No. Víctima, claman miles de internautas. Lo que su abogado no pudo hacer, defenderle ante los jueces, lo está haciendo la Red. Ahora, Kerviel puede apelar. Pero si es condenado definitivamente, será un ejemplo más de hasta dónde puede llegar la codicia humana.

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