Los inversores han vuelto a dejar claro que no tienen motivos para apostar por España. Y es que hoy, después de que la bolsa cerrara el viernes su peor semana del año, las ventas han vuelto a ser las protagonistas en el parqué madrileño.
En concreto, el Ibex ha cerrado la jornada con caídas del 0,56% y en los 7.209,70 puntos, lo que significa que ha perdido el soporte al que se aferraban los analistas: (el nivel de los 7.250 enteros)
Estos descensos se han producido en una jornada de optimismo en el resto de Europa, donde las bolsas de referencia han terminado el día con fuertes ganancias. En concreto, el Dax alemán y el Cac francés se han anotado casi un 1%, mientras que el Ftse británico ha ganado un 0,7% y el MIB italiano, un 0,5%.
Pero, ¿por qué el selectivo español ha sido la nota discordante en esta sesión? El principal lastre del Ibex ha vuelto a ser, un día más, la deuda española. Y es que los inversores siguen apretando las tuercas a los bonos españoles a diez años, cuyo interés ya supera el 6% (han cerrado con una rentabilidad del 6,069%).
Además, este repunte ha venido acompañado de un descenso del rendimiento del bono germano, que ha terminado en el 1,71%, lo que ha provocado una fuerte subida de la prima de riesgo de España, que ha vuelto a los 434 puntos básicos. No obstante, este nivel es más moderado que el de esta mañana, cuando ha llegado a superar los 440 puntos básicos.
De momento, ésta es la respuesta del mercado a la decisión del BCE de no seguir comprando deuda pública de la periferia en un momento tan tenso como ahora.
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