Nicolas Berggruen, el clavo ardiendo más célebre del momento

  • Nicolas Berggruen es uno de los personajes del momento. El hombre que va a tapar los agujeros de Prisa acaba de salvar también los grandes almacenes alemanes Karstadt. Lo más granado de Wall Street le ha confiado su dinero.
E.Utrera

¿Qué pensaría usted de un tipo que con un patrimonio de 2.000 millones de dólares no tiene propiedades? ¿O qué confiesa “no entender nada” de los negocios en los que invierte?

Nicolas Berggruen es, desde luego, un tipo original, de esos a los que las convenciones le han resbalado desde pequeñito –su padre fue un multimillonario coleccionista de arte- porque la cuenta corriente se lo permite. Este alma libre con una personalidad como mínimo enigmática y, por lo visto, defensor de causas perdidas es, para entendernos, el clavo ardiendo más célebre del momento.

Habitual protagonista en los mentideros financieros españoles por ser el hombre que va a taponar los agujeros financieros del grupo Prisa, Berggruen es hoy también uno de los hombres más populares de Alemania, país de origen de su padre.De un plumazo, a golpe de chequera, Berggruen es el nuevo propietario de los grandes almacenes germanos Karstadt.

Cercada por sus acreedores, la compañía ha salvado de la mano de este soltero al borde de la cincuentena una marca emblemática –abrió su primera tienda en 1881- y la friolera de 25.000 puestos de trabajo. A la empresa no le ha salido gratis, claro.

Como corresponde a un hombre de negocios que en su fondo bandera Liberty Adquisition Holdings–el paracaídas de Prisa- aglutina a todos los que son en Wall Street y está obligado a dar explicaciones y beneficios, ha puesto la empresa a sudar desde el minuto uno. Aporta a Karstadt70 millones, menos de la mitad que el tijeretazo salarial que van a sufrir sus empleados en el próximo trienio.

En Prisa seguro que han tomado nota, aunque el grupo español y el financiero que se crió entre Francia y Suiza antes de dar el salto a Nueva York –y, más concretamente a su sector inmobiliario-ya han cruzado sus caminos. Fue en 1992, cuando Berggruen compró acciones de Media Capital que luego vendería al grupo editorial español con unas plusvalías de unos 140 millones de euros.

Es una de esas operaciones que dejan el mejor sabor de boca. No es de extrañar que, después de cerrar la compra de Karstadt, Berggruen haya declarado que el de los grandes almacenes es un negocio más arriesgado que Prisa. El hombre que aglutina en Liberty a inversores como Citigroup, George Soros, Morgan Stanley y Goldman Sachs vuelve a sembrar a lo grande con la filosofía del value investig que ha hecho célebre Warrent Buffet: invertir a largo plazo en empresas con potencial.

Pero no se equivoquen, porque lo de Berggruen no es sentarse y esperar a que la inversión crezca. Para salvar Karstadt, ha obligado al propietario de los inmuebles en los que se asientan los almacenes a bajar los alquileres. Capital riesgo puro y duro.

Aún hay más. Detrás del hombre de raíces judías que sólo tiene a su nombre una de las mayores colecciones de arte del mundo hay, en lo que a la cuenta corriente respecta, algo más que proyecciones financieras. En los últimos años se ha convertido en un inversor activo en países subdesarrollados. Lo ha hecho con discreción. ¿Cómo iba a alardear de una inversión solidaria quien no tiene casa ni coche propio?

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