La nieve, arma secreta de la viticultura finlandesa

  • Kaarlo Nelimarkka, dinámico septuagenario finlandés, está muy orgulloso de dirigir lo que considera como el viñedo más septentrional del mundo, a 400 kms al sur del círculo polar.

Cultivar los viñedos en este lugar, Vaasa, supone un desafío permanente cuyos secretos no duda en revelar.

La nieve es el más precioso de ellos. Gracias a sus propiedades aislantes, protege los sarmientos y les impide congelarse cuando la temperatura desciende a - 36 grados en invierno.

Por tanto, es el sol lo que le preocupa.

"El verdadero problema son los veranos demasiado cortos y los rayos de sol demasiado poderosos que pueden hacer estallar los brotes, incluso cuando la tierra está aun congelada", explica a la AFP este exfuncionario municipal de 74 años.

En un buen año, puede llegar a producir hasta 400 botellas de blanco, rosado o tinto. Combinando las cepas de Madeleine Angevine, Gewurztraminer y de Solaris ha creado su especialidad, el "Sundom White", un vino que califica de "luminoso".

Hannu Hokka, enólogo aficionado y antiguo experto de Alko, la empresa pública que gestiona la venta de bebidas alcohólicas, se muestra entusiasta.

"El vino es amable, bien equilibrado. Si no lo hubiera sabido, jamás habría adivinado que venía de un pequeño productor finlandés", asegura a la AFP.

Muy escasos son los viticultores en Finlandia, país donde la cerveza y el vodka siguen siendo las bebidas nacionales: la primera representa 50% de todo el alcohol bebido en el país, aunque la cuota del vino aumenta: 11% en 1995 a 19% en 2014.

Nelimarkka hubiera deseado hacer carrera en el vino, pero la burocracia europea lo disuadió.

Pese a todos sus esfuerzos, el vino de Sundom no puede hoy pretender a esta apelación ya que Finlandia no figura en la lista de regiones productoras de vino establecida por la Unión Europea.

Además, Nelimarkka no puede vender sus botellas, ya que violaría el monopolio público de venta.

Para seguir cultivando su hobby, el jubilado organiza visitas pagadas a su viñedo, que terminan con una degustación de vino.

Todo empezó en los años 70. "En 1975, mi mujer encargó a Holanda bulbos de tulipanes a una sociedad que también vendía sarmientos. Pedí uno y resulta que se trataba de un Pinot noir, una de las variedades más difíciles de cultivar. Tuve que aprender", recuerda.

"Los veinte primeros años, leí todos los manuales, seguí las instrucciones a la letra, pero cada vez fracasaba"

A fuerza de perseverancia, tras varios intentos fallidos, el autodidacta llegó a aplicar su propio método para proteger a sus viñedos del frío.

Durante el verano, el sol de medianoche viene en su ayuda, con sus 20 horas de luz diarias.

Según los cálculos del viticultor aficionado, hay en promedio 30 días de luminosidad estival suplementaria en su viñedo que en el sur de Italia.

Pero este verano, la naturaleza le ha ofrecido algo de lo que hubiera querido prescindir: un exceso de lluvia.

Mientras en el sur de Europa se han sufrido olas de canícula, Finlandia ha vivido los meses de junio y julio más fríos en los últimos 50 años, con lluvias casi diarias.

El viticultor espera que el regreso del sol y del calor al final del verano pueda salvar su cosecha. Entonces comenzaría su vendimia, a principios de octubre, un poco más tarde que de costumbre.

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