Los protagonistas del libro de Pilar Urbano

    • La periodista y escritoria desvela nuevas claves de la Transición y el 23-F en su último libro, 'La gran desmemoria', que hoy ha salido a la venta.
    • Tejero, Carvajal y Urquijo, Fraga o Carrillo son algunos de los protagonistas de una obra que ha causado polémica al involucrar a Zarzuela en la Operación Armada.
La toma del Congreso por Tejero el 23-F es uno de los temas que aborda Pilar Urbano.
La toma del Congreso por Tejero el 23-F es uno de los temas que aborda Pilar Urbano.

La llegada de la democracia no fue un camino de rosas y de su instauración, a través del proceso denominado Trasición española, todavía se desconocen gran parte de los detalles. Esa es la premisa de la que parte Pilar Urbano, autora de 'La gran desmemoria', que ha estado 14 años investigando y reconstruyendo aquellos momentos históricos. Entre las revelaciones que aporta destaca el papel que, según ella, jugó Zarzuela en la Operación Armada que desembocó en el 23-F "sin pretenderlo el Rey". Urbano habla de los personajes más destacados de la Transición, desvelando conversaciones y confesiones íntimas, así como pormenores de su participación en determinados sucesos. Esto es lo que dice de los más relevantes:
CARLOS ARIAS NAVARRO

Presidente del Gobierno designado por Franco tras el asesinato de Carrero Blanco. Era un hombre del antiguo régimen muy comprometido con los principios franquistas y nada proclive a facilitar la llegada de la democracia. Don Juan Carlos lo mantuvo al inicio de su reinado, ya que Arias se negaba a dimitir y no se veía con la fuerza suficiente de defenestrarlo. "Arias no se fía de mí, y además me puede...", confesó a Torcuato Fernández Miranda según el libro de Urbano.
TORCUATO FERNÁNDEZ-MIRANDA

Director de escena del cambio de régimen, donde Suárez fue el actor principal y el Rey el empresario del teatro. Presidente de las Cortes, de 1975 a 1977, impulsó la Ley para la Reforma Política que comenzó a desmontar el entramado franquista. Preceptor político de Don Juan Carlos desde pequeño, conocía sus dudas y miedos y le aconsejó: "No se trata de que seáis un pequeño caudillo sino un gran Rey". Presionó para que Arias dejara el Gobierno y apostó por Suárez, al creerlo una figura "dirigible". Fue el sepulturero del régimen y el Monarca le premió con un Ducado el Toisón de Oro.
MANUEL FRAGA

El favorito de los militares, del búnker político y de EE UU para suceder a Arias Navarro. Con él al frente, habría mano dura con "comunistas, separatistas y terroristas" y, en efecto, Fraga buscó y logró el acuerdo con los generales. Pese a su gran bagaje intelectual y a los apoyos obtenidos, su autoritarismo innato le cerró las puertas del poder. Se encerró en su cuarto y no atendió al teléfono ni cuando le llamó el Rey tras enterarse de que el elegido había sido Adolfo Suárez.
JAIME CARVAJAL Y URQUIJO

Aristócrata y banquero, compañero de juegos, pupitre y habitación de Don Juan Carlos durante los estudios de Bachillerato en Las Jarillas, Estoril y Miramar. La relación de amistad continuó con los años hasta el punto de que Jaime fue el primero en ser contactado por el rey tras el cese de Arias Navarro: "¡Por fin! ¡Lo he conseguido!", le soltó. Más tarde, Carvajal y Urquijo le mostró sus reservas ante el nombramiento de Suárez, "un hombre que viene del franquismo", y ante la Operación Armada, que calificó de "primorriverismo".
CARMEN DÍEZ DE RIVERA

Hija de los marqueses de Llanzol, descubrió a los 18 años que su padre era Ramón Serrano Suñer, cuñado de Franco, y no Francisco de Paula Díez de Rivera. La noticia le llegó en el momento en que iba a casarse con un hermanastro suyo, cosa que quebró su vida. Culta y políglota, tuvo mucha confianza con el Rey y fue jefa de gabinete de Suárez, a quien convenció de la legalización del PCE.
SANTIAGO CARRILLO

Cabeza visible del comunismo español, negoció en secreto con Suárez la legalización del PCE en febrero de 1977. Carrillo rompió lazos con el PCUS, aceptó la Monarquía con su bandera y símbolos, apostó por la unidad de España, repudió el terrorismo y estableció con el presidente el consenso que hizo posible la Constitución de 1978 y los Pactos de la Moncloa. Las bases más radicales le dieron la espalda y lo catalogaron de 'comunista de salón'.
SABINO FERNÁNDEZ CAMPO

Factótum en la Casa del Rey, conoció -siempre según el libro de Urbano- desde el principio la Operación Armada. "¡Por fin el Rey se ha caído del burro con Suárez", exclamó ante el general Pardo de Santayana, relatándole en confianza que Don Juan Carlos creía que al presidente se le habían "gastado las pilas" y estaba pensando en impulsar "un Gobierno de concentración nacional" presidido por Armada. Sabino estuvo al tanto de todos los pormenores de la maniobra hasta abandonarla y aconsejar al Rey que hiciera lo propio el 10 de enero de 1981, tras la dimisión de Suárez.
JOSEP TARRADELLAS

Presidente de la Generalitat de Catalunya en el exilio desde 1954 hasta 1977. Su regreso fu diseñado al detalle por el Ejecutivo de Suárez. Con sentido de Estado, quiso "entrar por Madrid" y tuvo un primer encuentro muy poco productivo con el presidente del Gobierno, templado luego por el Rey. Tarradellas acuño poco después el término 'golpe de timón' como solución a la crisis política y económica de España, acuña causa trató de sumar a políticos, empresarios y militares.
FELIPE GONZÁLEZ

Líder del PSOE desde 1974, perdió las elecciones de 1979 ante Suárez y recibió el consejo de la Internacional Socialista de emprender una oposición implacable. Presentó una moción de censura en 1980 que debilitó la figura del presidente y agravó la inestabilidad política. Se sumó a las voces que pedían una operación para acabar con Suárez y formar un Gobierno de concentración, siguiendo la Operación Armada al dedillo a través de Múgica, Guerra, Peces-Barba o Solana. En ese Ejecutivo que sucedería al legítimo él iría como vicepresidente.
FERNANDO ABRIL

Uña y carne de Suárez desde los 60, acaparó una vicepresidencia universal en su Gobierno. Los barones de la UCD exigieron un reparto de poder -cosa que debilitaría al presidente. Abril, asegura Urbano, advirtió en su superior fallos de orientación y lapsus hasta el punto de llegar a recomendarle un retiro de "unos meses". Suárez desconfió y ambos discutieron, presentando el vicepresidente la dimisión para "salvar la amistad". Otro gesto así tuvo al acudir a su lado cuando renunció a la presidencia del Gobierno sintiendo que tenía en contra a todo el mundo.
ALFONSO ARMADA

Miembro del Estado Mayor, dio clases militares a Don Juan Carlos cuando aún era Príncipe, siendo más adelante secretario general de su Casa. Discrepó con la Reforma Política y criticó a Suárez hasta el punto de que el presidente forzó al Rey a prescindir de él. Pasado un tiempo, Armada pintaba al jefe del Estado un panorama desastroso de quiebra nacional y ruido de sables, una situación de pregolpe que aconsejaba "sustituir a Suárez por un Gobierno de concentración, presidido por un militar". Dicho militar debía ser él mismo.
JAIME MILANS DEL BOSCH

Capitán general del Ejército, se sumó sin reservas al intento de golpe del 23-F sacando los tanques a la calle en Valencia. Perteneciente a un linaje de militares monárquicos, genéticamente golpistas, recibió de Armada -con la venia del Rey- el encargo de neutralizar los movimientos sediciosos de las Fuerzas Armadas y reconducirlos hacia el 'golpe de timón' que habría de acabar con Suárez. Milans aceptó y se sumó a la Operación Armada, que no abandonó ni cuando el Rey dejó de apadrinarla, al respaldar la toma del Congreso por Tejero.
MIGUEL HERRERO DE MIÑÓN

Portavoz parlamentario de UCD y azote interno de Suárez. "No estoy en política para querer ni para ser querido", respondió al presidente cuando este le tendió la mano para trabajar juntos. Herrero defendía lo que Fraga llamaba 'la mayoría natural', que era la alianza entre el centro y la derecha y, al igual que el líder de AP, estuvo involucrado en la Operación Armada. No en vano, ambos iban a ser ministros en el Gobierno de concentración que se planeaba.

LEOPOLDO CALVO-SOTELO

Sucesor de Suárez al frente del Gobierno tras la dimisión de este. El propio presidente saliente sugirió su nombre al considerarlo un buen conocedor del funcionamiento de la Administración y creer que su apellido contentaría a los militares. Monárquico de tradición y favorable al ingreso de España en la OTAN, Calvo-Sotelo pronto cosechó el favor de todos menos de Armada, que ya solo se veía a sí mismo como el presidente que el país necesitaba.
ANTONIO TEJERO

Teniente coronel que asaltó el Congreso el 23 de febrero de 1981. Su plan había sido desechado tras la dimisión de Suárez pero Armada tenía "puestos los patines" y siguió adelante sin el apoyo de Zarzuela. "me da miedo este hombre, está lanzado", había dicho Tarradellas poco antes del intento de golpe. Calvo-Sotelo no logró la mayoría absoluta el 19 de febrero, en la primera votación de su investidura, y en los días que transcurrieron hasta la segunda -23 de febrero- se fraguó la operación de secuestrar al Gobierno y al pleno de los diputados, que acabó fracasando.

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