Queman los burkas, fuman y bailan tras las liberación de la ciudad siria de Manbij

Vivir bajo el yugo yihadista es un infierno en vida. Las mujeres tienen que cubrir completamente sus cuerpos y escuchar música o fumar están completamente prohibidos bajo la amenaza de ser asesinados en caso de hacerlo. Por ello, no extraña que tras dos años bajo el yugo yihadistas, los civiles se han echado a las calles para celebrar el fin del dominio terrorista. Los hombres han cortado sus barbas y las mujeres, en señal de rebeldía, han quemado burkas, bailado, cantado y fumado.Fotos de la ciudad de Manbij tras ser liberada del ISIS por el CMM. pic.twitter.com/wMwb2PkDJK— militiaman (@sonofmilitiaman) 12 de agosto de 2016

En el norte de Siria, muy cerca de Alepo, la ciudad de Manbij vive sus días más felices de los últimos dos años y medio. Acorralado, el Estado Islámico huyó despavoridos después de que las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) con apoyo norteamericano asediaran al grupo terrorista durante semana.

La campaña por Manbij ha estado marcada por las tensiones políticas porque comenzó protagonizada por las milicias kurdas, a las que Turquía vincula con los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado una organización terrorista por Ankara, Washington y Bruselas.

La coalición internacional liderada por Estados Unidos tuvo que incluir a tropas turcomanas y árabes para forzar el 'placet' de Turquía y poder apoyar sin fisuras a las SDF sin fisuras, a través de bombardeos contra el Estado Islámico.

La recuperación de Manbij, una ciudad de considerable tamaño, antes de la guerra vivían en ella unos 100.000 habitantes, se trataría según expertos en la mayor derrota de Estado Islámico desde la liberación de Palmira en marzo.