Damnificados rayan memorial del terremoto 2010 en Chile inaugurado por Piñera

Santiago de Chile, 29 oct.- Un grupo de damnificados del terremoto y posterior tsunami del 27 de febrero de 2010, en protesta por el alto valor del monumento, rayaron hoy el memorial a las víctimas del cataclismo, inaugurado la semana pasada por el presidente Sebastián Piñera.

Los manifestantes provistos de pequeños tarros de pintura y de pancartas pintaron y gritaron consignas por lo que consideraron un excesivo gasto en la enorme estructura, que tuvo un costo de 2.000 millones de pesos (unos 4 millones de dólares).

La presidenta del Comité "Terremoteados sin solución", Ximena Sáez, de la localidad sureña de Chiguayante, dijo a los periodistas que el monumento de ocho torres de hormigón de 23 metros de altura, levantado en la ciudad de Concepción, a 515 kilómetros al sur de la capital chilena, "no representa a las víctimas del terremoto".

Sáez sostuvo que en Chiguayante "no hay solución habitacional" para las personas afectadas por el terremoto. "Se está hablando de cifras mentirosas, que hay un 90 % de soluciones, pero en realidad eso es falso", apostilló.

Uno de los dirigentes del comité, identificado como Luis Ríos Melillán, fue detenido por Carabineros (Policía militarizada) justo en el momento que pintaba una de las torres.

Piñera inauguró la obra el miércoles de la pasada semana en un acto al que invitó a los nueve candidatos a las presidenciales del 17 de noviembre próximo, aunque sólo llegaron Evelyn Matthei, postulante oficialista, y Ricardo Israel, del Partido Regionalista de los Independientes (PRI).

El memorial se inició en diciembre de 2012 y cada una de sus torres simbolizan distintas temáticas, que van desde las localidades afectadas por la catástrofe hasta sus víctimas, que suman más de 500 personas que no sobrevivieron al cataclismo.

El terremoto de 2010 en Chile, considerado el quinto más fuerte ocurrido en el planeta desde que existen registros, fue de 8,8 grados de magnitud Richter, seguido de un tsunami que arrasó varias localidades costeras e insulares del centro y sur del país.

El movimiento telúrico dejó en esta nación austral 526 muertos, 800.000 damnificados y daños por 30.000 millones de dólares.