El Sinn Fein reclama un referéndum y Escocia subraya su futuro como parte de la UE

  • Tras conocer el resultado del referéndum, el presidente honorífico del partido republicano norirlandés Sinn Féin ha pedido un referéndum sobre la unidad de Irlanda.

    Por su parte,  Nicola Sturgeon, ha recalcado este viernes que "la gente de Escocia ve su futuro como parte de la UE". La líder escocesa ya aseguró que si ganaba el Brexit podía celebrar un nuevo referéndum. 

Nicole Sturgeon, líder del partido nacionalista escocés
Nicole Sturgeon, líder del partido nacionalista escocés

El efecto dominó tras la decisión de Reino Unido de abandonar la UE no se ha hecho esperar. El presidente honorífico del partido republicano norirlandés Sinn Féin, Declan Kearney, ha manifestado que Reino Unido debe impulsar la convocatoria de un referéndum sobre la unidad de Irlanda. "El Gobierno británico ha perdido cualquier mandato que tuviera para representar los intereses económicos o políticos de los norirlandeses", ha asegurado el dirigente de la formación, antiguo brazo político del Ejército Republicano Irlandés (IRA).

Por otro lado, la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, ha recalcado este viernes que "la gente de Escocia ve su futuro como parte de la UE", tras la votación sobre la permanencia de Reino Unido en el bloque continental. A falta de que se declaren los resultados finales, la votación aquí (en Escocia) deja claro que la gente de Escocia ve su futuro como parte de la UE", ha indicado en su comunicado, agregando que es "un mensaje firme e inequívoco". Un futuro incierto para Reino Unido Al gobierno británico se le abren ahora tres frentes: uno con sus socios europeos, con los que tendrá que negociar los términos de la salida del bloque, otro con Escocia, cuyos independentistas podrían reclamar otro referéndum de independencia para poder seguir en la UE, y en Irlanda del Norte, donde la restauración de las fronteras con el vecino europeo, Irlanda, podría amenazar el proceso de paz.El país comenzará ahora complicadas negociaciones con la UE, que podrían extenderse dos años como máximo, y en las que se decidirían las condiciones de acceso de Londres al mercado único.Escocia, las grandes ciudades, los pequeños territorios como Gibraltar o las islas convertidas hace décadas en paraísos fiscales dieron una clara tendencia favorable a la permanencia, incluso con dígitos más elevados de lo que se esperaba. Pero lo mismo sucedía con regiones enteras del centro y el sur de Inglaterra, que arrojaban resultados rotundamente antieuropeístas, y sobre todo, superiores en movilización.

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