Bélgica ya tiene el récord mundial de días sin Gobierno

  • Pese a las ocurrentes iniciativas de los ciudadanos belgas, sus políticos no se ponen de acuerdo para formar Gobierno. Bélgica ha superado a Irak como el país con más días sin un Ejecutivo.
Bélgica ya tiene el récord mundial de días sin Gobierno
Bélgica ya tiene el récord mundial de días sin Gobierno
EFE
Paul Ames, Bruselas (Bélgica) | GlobalPost

Inspirados por las recientes revoluciones populares en el mundo, los estudiantes belgas han convertido el plato típico nacional en el símbolo de un movimiento que se rebela contra las rencillas políticas que mantienen paralizado el país.

"Bélgica se ha convertido en una vergüenza mundial. La revolución continúa adelante", afirma Jean-Gabriel Vermeire, un líder estudiantil en la ciudad universitaria de Louvain-le-Neuve.

Hace menos de una semana, cientos de estudiantes se reunieron en plazas de todo el país para su "Revolución de las Patatas Fritas", en protesta por la parálisis política que mantiene al país sin un gobierno totalmente activo desde el 13 de junio de 2010.

Precisamente la pequeña nación europea ha logrado un nuevo récord mundial: el del país que permanece más tiempo sin un gobierno. Supera así a Irak, que el año pasado logró nombrar un gobierno después de 289 días de desacuerdos post electorales.

Irak se está recuperando de décadas de dictadura sangrienta, de una invasión extranjera y de años de disturbios violentos. Pero Bélgica es una democracia estable, pacífica, en el corazón de Europa Occidental, tan tranquila que la UE, la OTAN y otro puñado de organizaciones internacionales han elegido su capital para establecer allí sus sedes.

Bélgica, sin embargo, es un país profundamente dividido.

En las elecciones del año pasado, los votantes de la región de Flandes, en el norte, más próspera y de habla alemana, votaron de forma masiva a un partido que reclama la independencia. En la región más pobre de Valonia, en el sur, francófona, el Partido Socialista consolidó su tradicional dominio con un programa basado en la unidad de todos los belgas y la solidaridad, o dicho de otro modo: más transferencias de la región rica a la pobre.

Como los dos principales partidos quedaron lejos de lograr la mayoría parlamentaria, desde entonces se suceden sin éxito las conversaciones para formar un gobierno de coalición, en las que participan también un abanico de formaciones de signo liberal, cristianodemócrata y ecologista.

Pero esta larga parálisis ha terminado por desencadenar numerosas protestas de ciudadanos exasperados.

Benoit Poelvoorde, el actor de comedia belga más conocido del país, ha lanzado un llamamiento para que los hombres dejen de afeitarse hasta que se logre un gobierno; más de 160.000 personas han colocado tiendas virtuales en un campamento de protesta online en el exterior de la residencia oficial del primer ministro; casi 40.000 belgas se manifestaron en Bruselas en enero para expresar su vergüenza por la actitud de sus políticos; en febrero numerosos estudiantes se manifestaron en ropa interior para pedir una solución, y  Marleen Temmerman, una senadora de Partido Socialista flamenco, ha llegado a sugerir incluso una "huelga de sexo" hasta que Bélgica tenga un nuevo ejecutivo.

Pese a las ocurrentes iniciativas, no ha hay datos sobre una caída en la venta de los preservativos o de la espuma de afeitar, lo que indica que los belgas parecen estar más aburridos que enfadados con la falta de acuerdo entre sus políticos.

Aunque los estudiantes se lo pasaron bien el pasado martes comiendo patatas fritas gratis y soltando al aire globos con los colores nacionales, los organizadores admiten que el número de participantes fue mucho menor de lo que se esperaba.

Hay incluso una línea de pensamiento que cree que la falta de un gobierno totalmente operativo no es algo tan malo.

Limitado por la constitución a gestionar exclusivamente los asuntos del día a día en lugar de embarcarse en nuevas iniciativas políticas, la administración provisional del primer ministro Yves Leterme no ha tenido más remedio que concentrarse en tratar de ayudar a la economía a recuperarse de la recesión global. Y eso ha permitido que se mantengan alejadas las complejas disputas lingüísticas que han minado a infinidad de gobiernos anteriores.

Los negociadores de los partidos están debatiendo ferozmente los puntos más complejos: cuánto poder se debe traspasar del gobierno federal a las regiones lingüísticas, y si se deben de quitar derechos a las minorías francófonas que viven en territorio de habla germana.

El gobierno provisional, sin embargo, tiene que permanecer ajeno a estos asuntos y dedicarse ahora a temas menos polémicos como decidir si se participa en la campaña aérea en Libia o si se recortan los presupuestos para reducir la deuda nacional.

Bélgica parece estar segura de que va a establecer un récord difícil de superar. El líder del partido democristiano flamenco Wouter Beke es por el momento el último de la larga lista de políticos nombrados por el rey Alberto II en estos últimos ocho meses para tratar de mediar en el conflicto. Pero no parece estar teniendo más suerte que sus siete predecesores.

Cada vez aumentan más los rumores sobre la convocatoria de nuevas elecciones, pero las encuestas señalan que los separatistas continúan teniendo apoyo y que la vuelta a las urnas probablemente no facilitaría una solución. El líder nacionalista flamenco Bart De Wever niega que esté prolongando deliberadamente esta agonía política para promover su agenda independentista, pero cuanto más dura la crisis más difícil parece que Bélgica pueda volver a ser gobernada como un único estado.

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