Clase de matemáticas por teléfono móvil

  • Un proyecto educativo en Sudáfrica echa por tierra el mito de que los ordenadores son imprescindibles para el aprendizaje digital. Profesores de todo el mundo ayudan a los alumnos de este país con las matemáticas a través de aplicaciones móviles.
Un proyecto educativo echa por tierra el mito de que los ordenadores son imprescindibles para el aprendizaje digital. Profesores de todo el mundo ayudan a los alumnos sudafricanos con las matemáticas a través de aplicaciones móviles.
Un proyecto educativo echa por tierra el mito de que los ordenadores son imprescindibles para el aprendizaje digital. Profesores de todo el mundo ayudan a los alumnos sudafricanos con las matemáticas a través de aplicaciones móviles.
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Erin Conway-Smith | GlobalPost

(Johannesburgo, Sudáfrica). En un país en donde la mayoría de las aulas carecen de ordenadores y solo el 10 por ciento de la población tiene acceso a internet, podría dar la impresión de que los estudiantes sudafricanos se están quedando excluidos en la era del aprendizaje digital.

Pero Sudáfrica va por un camino diferente. Los estudiantes están usando cada vez más sus teléfonos móviles como herramienta de aprendizaje, accediendo a ayuda con las matemáticas o mejorando su lectura a través de aplicaciones móviles para redes sociales.

Véase como ejemplo el proyecto Doctor Math, que conecta a estudiantes con tutores reales de matemáticas y ciencias utilizando MXit, una aplicación en red muy popular para teléfonos móviles.

"Nos preguntábamos si los adolescentes utilizarían sus teléfonos móviles particulares, a su propio costo, en su tiempo libre, para recibir ayuda con las matemáticas", explica la impulsora del proyecto, Laurie Butgereit, del Mereka Institute del Council for Scientific and Industrial Research.

El proyecto arrancó tímidamente en enero de 2007 en un instituto de la provincia North West de Sudáfrica, en donde se colocaron carteles anunciando Dr. Math. Butgereit dice que los desarrolladores tenían previsto cerrar el servicio durante las vacaciones de Pascua, pero recibieron quejas de estudiantes en otras provincias. De algún modo se había extendido la noticia desde ese instituto hasta otras partes del país.

Desde entonces más de 10.000 estudiantes han pedido ayuda al Dr. Math, incluyendo los 2.500 usuarios actuales. "No hacemos ningún tipo de publicidad", asegura Butgereit. "Hay una verdadera necesidad para ayuda en matemáticas y ciencias en Sudáfrica", apunta.

Profesores universitarios han destacado una enorme caída en los conocimientos de matemáticas de los estudiantes. Según un estudio, el 93 por ciento de los alumnos universitarios de primer curso carecen de los conocimientos matemáticos necesarios para seguir la materia correctamente en las facultades.

Los estudiantes utilizan MXit en sus terminales para hacer preguntas sobre matemáticas a tutores que están disponibles durante determinadas horas del día, y que pueden estar resolviendo 20 dudas de forma simultánea gracias al software de Dr. Math.

"Desde el punto de vista de los chavales, se trata de una comunicación individual", explica Butgereit.

El proyecto Dr. Match se basa en tutores voluntarios que no cobran, la mayoría de ellos en Sudáfrica pero también hay algunos en el extranjero, ya que se puede atender a los alumnos desde cualquier ordenador conectado a internet en el mundo. Asimismo, existe un código de conducta para los usuarios, puesto que los tutores trabajan a diario con menores. Todas las conversaciones son grabadas y revisadas.

Butgereit espera poder encontrar más profesores voluntarios en el extranjero, especialmente en EEUU, y tiene en mente extender la iniciativa a otros países vecinos de África. "Se podría llegar a una situación realmente interesante, con tutores en cualquier parte del mundo ayudando en la educación", afirma.

La tasa de penetración del teléfono móvil en Sudáfrica es de más del 90 por ciento, y MXit asegura que tiene 20 millones de usuarios registrados, aunque no todos son activos. MXit no obstante tiene algunas connotaciones negativas entre algunos usuarios sudafricanos, ya que ha habido algunos casos notorios de pedófilos que han usado este sistema, y el proyecto Dr. Math ha tenido que luchar contra esa mala prensa.

"Sudáfrica, y África, es pobre en libros y rica en teléfonos móviles", explica Steve Vosloo, de la Shuttleworth Foundation. Vosloo está detrás de un proyecto llamado m4Lit, que utiliza móviles para animar a los jóvenes a leer y escribir, no como un sustituto de los libros, asegura, sino como un complemento.

"Sabemos que los jóvenes no leen o escriben lo suficiente. Al mismo tiempo, sabemos que adoran sus teléfonos móviles. Así que si no leen o escriben lo suficiente y están al teléfono móvil todo el rato, tomemos eso como punto de partida", subraya.

El proyecto m4Lit ha creado tres historias de misterio que están disponibles en inglés y xhosa y que se pueden leer en los móviles. Promocionados en MXit, los dos primeros relatos han tenido más de 34.000 lecturas cada uno. Los lectores pueden dejar comentarios y aportar ideas para el desarrollo del argumento.

Vosloo advierte que pese a los esfuerzos para dotar de salas de ordenadoras a las escuelas públicas sudafricanas, todavía hay muchas escuelas que no tienen ni un solo aparato. Como mucho, un estudiante puede lograr usar un ordenador media hora a la semana.

El aprendizaje a través de teléfonos móviles, sin embargo, utiliza la tecnología del propio estudiante, que siempre está a mano. Según las investigaciones de Vosloo, el 90 por ciento de los jóvenes urbanos tienen acceso a móviles, y cerca del 70 por ciento de ellos tiene GPRS, que son las terminales preferidas para este tipo de servicio.

"Resulta realmente apasionante la amplia implantación de los teléfonos móviles", afirma. "El tema del acceso, que en África es serio, deja de resultar un problema con los teléfonos móviles".

Vosloo asegura que si bien el aprendizaje con móviles tiene "un potencial enorme", todavía es un fenómeno relativamente nuevo. Se necesita hacer más para crear material de aprendizaje específico para este sistema, y también debe de haber unas normas de uso para ayudar a las escuelas a aprovecharlo.

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