Discapacitado en Kurdistán: un héroe sin brazos que arrasa en los karts y en el cine

  • "Mi corazón decide si quiero ir más rápido o más lento", dice Hiresh Rahman. Éste joven kurdo perdió los dos brazos en un accidente, algo que no le ha impedido protagonizar una galardonada película, además de ser el piloto de karts más rápido del Kurdistán. Sin embargo, tiene poco que agradecer al Gobierno y los 30 euros mensuales que le da.
Grant Slater, Erbil (Kurdistán) | GlobalPost

(El siguiente vídeo está en inglés. Puedes leer su transcripción más abajo).

In situ: Erbil, Kurdistán:

"Mi nombre es Hiresh Rahman, nací en Erbil (Kurdistán). Una vez perdí mis brazos, pero Dios me dio otros talentos. Necesité una semana para aprender a manejar el coche y entonces empecé a hacerlo cada vez mejor y mejor.

 

Todavía tengo algo de poder en mis brazos, así que puedo agarrar las ruedas y manejar el coche y conducir tan bien como ves. Otras personas tienen dos brazos pero yo soy más rápido que ellos y conduzco perfectamente.

Yo no golpeo nada. Pero la gente con brazos viene aquí. Y ellos conducen tan lentamente. Y chocan. Golpean las paredes y los neumáticos.

Perdí mis brazos hace 11 años en un accidente eléctrico. Los doctores aquí no pudieron ayudarme. Algunos dijeron: haremos esto. Otro dijeron: haremos algo más. Y entonces los amputaron, poco a poco. Si hubiese ido a Bagdad no los hubiera perdido. Pero somos muy pobres no podíamos permitírnoslo."

En 2004 un director iraní lo sacó de las calles de las calles de su ciudad para rodar una película sobre la invasión estadounidense de Irak. La película se llama 'Las tortugas pueden volar'.

"Me gustó hacer la película pero fue muy duro. Cuando estaba en las montañas hacía mucho frío. Actuar es muy duro. Mientras estaba haciendo la película mi madre tuvo un bebé. Me gustaba tanto...

Cuando ellos querían que llorara me decían: tu hermana ha enfermado. Y entonces lloraba. Ellos me preguntaban: ¿la echas de menos? Empezaba a llorar y entonces conseguían que actuara.

Un estadounidense vio la película y me hizo famoso en todo el mundo. Entonces alguna gente caritativa pagó dinero para que fuera a EEUU a someterme a un tratamiento. Me trataron y me hicieron dos brazos de metal, dada uno de dos kilos de peso. Pero es mucho para poder manejarlos.

Mi vida en Kurdistán es muy dura. El Gobierno me paga 43 dólares al mes, y con ese dinero apenas puedo vivir un día. Aquí nadie cuida de los discapacitados, ni siquiera el Gobierno. No hay fundaciones ni organizaciones.

Lo digo con todo el respeto al Gobierno. Pero si no pueden ayudar a los discapacitados ¿cómo pueden llamarse a sí mismos gobiernos?

Me siento relajado en las pistas. Cuando estoy corriendo se reducen las preocupaciones de la vida. Se va parte del dolor y la ansiedad que siento en mi corazón.

Mi corazón decide si quiero ir más rápido o más lento. Está en la naturaleza de mi cerebro. Siempre quiere competir. Cuando llega el momento, si compito gano.

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