El general Omar Suleimán, director del Servicio General de Inteligencia de Egipto y considerado como el jefe de espionaje más importante del mundo árabe, lleva menos de medio mes al frente de la vicepresidencia del país.
A finales de enero el presidente Hosni Mubarak le nombró para el puesto, era la primera vez que delegaba funciones en un vicepresidente en sus casi treinta años en el poder. Pero este intento del mandatario egipcio de acallar las protestas ciudadanas con una nueva configuración de su Gobierno no han surtido efecto.
Nacido en Qana (sur de Egipto) hace 74 años, Suleimán está considerado como uno de los principales confidentes de Mubarak y un aliado esencial de los servicios de Inteligencia occidentales tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. No se trata de un detalle menor, pues puede contribuir a la fortaleza de este tiempo de transición, teniendo en cuenta que Egipto es el principal aliado de EEUU en el mundo árabe.
Durante los últimos años, además de su tarea al frente de la Inteligencia egipcia, también se ha desenvuelto como representante del país en las negociaciones de mediación para el conflicto de Oriente Próximo. Sin duda, una pieza clave para la Casa Blanca.
A pesar de todo ello, el Ejército también se ha hecho fuerte estos días, ha insistido en que apoya la voluntad del pueblo y podría querer tomar las riendas de la transición.
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