Un obispo de República Centroafricana: "Le mataron mientras pedía perdón"

    • "Da la impresión de que los hombres de la Seleka tienen miedo de la llegada de los franceses y están tratando de provocar el caos", confiesa el religioso en el centro de la tragedia.
    • "De poco sirvieron las lágrimas (...) Un seco tiro en la nuca acabó con su vida", relata.
Miles de desplazados en la República Centroafricana por las oleadas de violencia, según MSF
Miles de desplazados en la República Centroafricana por las oleadas de violencia, según MSF
Juan José Aguirre, Obispo de Bangassou (Bangui, República Centroafricana)

El 5 de diciembre yo me las prometía feliz. Después haber acogido y acompañado al aeropuerto de Bangui a un grupo de periodistas y dos cámaras, acérrimos seguidores colchoneros, tocaba volver a casa aBangassou. El clima político se estaba agriando con la anunciadallegada de soldados franceses. Pero aún asi, la noche del 4 me confirmaron que tenía un sitio en la avioneta delPAM (Producto Alimentario Mundial).Además me concedieron llevar una maleta extra de30 kilosdonde metí 8 breviarios para mis curas (que pesan como un ladrillo) y 3 millones que pude sacar del banco para pagar a los obreros de Bangassou en billetes pequeños, lo cual nos viene muy bien allí aunque pesen como otros 3 ladrillos.

A las 6 de la mañana me fui para el aeropuerto con el chófer y el coche de laMaison Comboni, donde vivo cuando estoy en Bangui. A mitad de camino estalló un pandemonio sobre nuestras cabezas:ráfagas de metralleta, tiros de obús, gritosy "saquen este coche de aqui"... Echamos marcha atrás a toda pastilla y nos metimos en el barrio. Dando vueltas como un trompo y con una traca monumental de fondo, llegamos a una capilla. Enseguida se nos acercó una mujer, nos dijo donde medio esconder el coche y nos brindó su casa, su hospitalidad, su oración y su comida durante 8 horas.

Parece ser que lasmilicias "anti-Balaka"(grupos que han ido formándose de los ex FACA, Fuerzas armadas centroafricanas, junto con algunos ex lugartenientes del antiguo presidenteBozizey un hatajo de jóvenes exaltados) atacaron lasposiciones de los soldados Seleka en tres barrios de Bangui,con fuego pesado y metralletas ligeras. Sobre mediodía los Selekas habían normalizado la situación y los anti-Balaka se habían perdido en la naturaleza.

Casi toda la población de Bangui, atenazada por el pánico,corría a refugiarse a algunas de las 22 parroquias de la ciudado a otras muchas casas de religiosos/as. Losmusulmanescorrían también porque estos anti-balaka están impregnados de una acritud antimusulmana que pone en peligro a ese15% de la poblacióncon quien siempre nos hemos llevado bien. El hecho de que muchos de los Seleka, que a los 10 meses del golpe de estado que los puso en poder han hecho caer Centroáfrica en una situación caótica, sean de religión musulmana, sitúa a muchos otros musulmanes en su punto de mira, aunque sean honestos y piadosos.

La intentona produjo muchos muertos y heridos, saqueos de viviendas (entre ellas la del propio presidente) y brutalidades varias. Después de muchas llamadas de teléfono, conseguí que el arzobispo de Bangui mandara a buscarme en mitad del barrio con untanque de soldados cameruneses, típico tanque verde aceituna de los militares, que nos cargó en su seno, a mi, al chófer, y a mis maletas llenitas de hojas de diferentes colores, y nos llevó al Arzobispado, en donde nos recibióMonseñor Dieudonné y el Imán de la mezquita central de Bangui (también él, escapando de los extremistas).

Acogido con sincera hospitalidad africana, mi habitación daba al patio en donde más de3.000 personas también llegaron.Llevabanfardos menos pesados que los míos, pero con niños de pecho, mujeres embarazadas, cacerolas en la cabeza ymucho miedo en el cuerpo, porque algunos exaltados del barriohabían saqueado la mezquita, hasta las planchas de zinc y larespuesta de los Selaka y sus kalasnikoff podría ser inmediata.

Toda la noche he escuchado sus charlas, sus llantos y preocupaciones, sus murmullos de desconsuelo porque alguien podría estar robando en sus chozas llevándose semillas, colchones y mosquiteras. Un desastre para una familia pobre. Todos tendidos en el suelo, rezando muchos el rosario, aguantaron la noche hasta que llegó un amanecer nublado y húmedo, que presagiaba la lluvia de 6 horas que cayó durante toda la mañana, decían que "porque Dios quería limpiar de una vez toda la sangre derramada el dia anterior". En efecto, cuando el tanque verde aceituna nos estaba evacuando hacia la otra punta de la ciudad, se veíanmuchos cuerpos tendidos en el raído asfalto, algunos con signos de machetazos en la frente, regueros de sangre decorando las calles y soldados en cualquier vericueto del trayecto. Un día apocalíptico para este pais tan bello lleno de buena gente que no merece un gobierno tan incompetente.

Hoy por la mañana la radio anunciaba queFrancia quiere acelerar su presencia en el país, que ha recibido el OK de la ONU y que vienen a poner orden, cosa que la gente, en general, aprecia muchísimo. Ayermuchos negocios de musulmanes fueron saqueados. En la mezquita del barrio Km 5, improvisada en una morgue, están los cuerpos de unas 80 personas asesinadas, mientras quelos Seleka más extremistas(que son en su mayoría musulmanes)empezaron ayer y han seguido esta mañana matando a jóvenes cristianos al azar, un poco en todos los distritos de la capital. Solo por el hecho de ser jóvenes y guiados por el mucho ánimo de venganza.

Lo queen Bangassou hemos conseguido parar, aqui de ha desencadenado sin freno.Cada parroquia ha acogido a 2000-3000 personas. Esta mañana buscábamos comida para estas personas, pero la inseguridad y la prudencia, en medio de una demencial masacre, nos frenaba a la hora de conseguir los suministros.

Da la impresión de que loshombres de la Selekatienen miedo de la llegada de los franceses y están tratando de provocar el caos. Esta tarde el Arzobispo y el Imán fueron llamados como testigos de una conversación que iba a tener la plana mayor de laMISCA(soldados de los países limítrofes a Centroáfrica junto a los recién llegados franceses) con el Presidente Seleka, avisándole que, a partir de esta noche tirarían sobre todo aquel Seleka que se le encontrara saqueando y no quisiera tirar sus armas. Aprovechando que pasaban cerca de la Maison Comboni, me devolvieron a casa con maletas y chófer incluidos.

Dos cosas han pasado esta tarde-noche: el chófer fue donde un grupo de Seleka para intentar negociar que nos devuelvan el coche y se encontró al grupo rodeandoun joven que "andaba por allí" y era acusado de anti-seleka. De poco sirvieron sus lágrimas y su petición de perdón. Un seco tiro en la nuca acabó con su vida, sin darse cuenta, cuando aún estaba articulando la palabra perdón desde sus cuerdas vocales hacia su lengua, de que la vida se le iba antes de que la palabra llegara a su cerebro.

Una hora más tarde,un avión de caza francés rasgó los aires de Bangui, provocando un sonido ensordecedor, pasó varias veces por encima del cuartel del presidente avisando de manera estentórea que habían llegado ellos, que o deponían las armas o se las depondrían por la fuerza. "El que avisa no es traidor", parecía susurrar el piloto francés como contrapunto del ruido de su avión. Veremos si la advertencia trae consecuencias, sobretodo si trae un resultado cálido y pacífico para todos los habitantes de este bello país.

Juan José Aguirre, Obispo de Bangassou (5-6 diciembre 2013)

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