Podemos no admite en sus argumentario público que existan más opciones que un gobierno 'a la valenciana' o unas nuevas elecciones. La posibilidad intermedia, una abstención para permitir un Ejecutivo PSOE-Ciudadanos no se contempla. Al menos hacia fuera.
El sector moderado del partido, formado por los más afines al número dos, Íñigo Errejón, sí barajan esta vía como táctica 'de desgaste': sostienen que permitir un gobierno corto, inferior incluso a dos años, les daría tiempo para reforzarse de cara a unas nuevas elecciones para intentar el sorpasso al PSOE.
Esa tesis vendría además respaldada por las últimas encuestas, conocidas este mismo fin de semana, que anticipan que unas nuevas elecciones no serían fáciles para Podemos. El partido podría verse entonces superado por Ciudadanos, y desplazado a la cuarta posición.
Los de Iglesias no hacen por el momento una lectura de esas proyecciones y siguen rechazando la posibilidad de una abstención. Así lo comparten varios de sus principales cargos, en línea con el mensaje trasladado por Iglesias durante la reunión de su Consejo Ciudadano, este mismo sábado: “En Podemos no se ha planteado en ningún momento la abstención a un Gobierno de los socialistas”.
El partido sigue dispuesto a buscar in extremis una coalición de izquierdas. Si el PSOE no cede, en virtud del rechazo que los de Iglesias generan en su socio Ciudadanos, el debate se plantearía entre permitir o no ese gobierno, y, en consecuencia, abonar el terreno a unas nuevas elecciones que pueda llevar a un gobierno de Rajoy.
La decisión, sin duda la más comprometida para el partido en sus apenas dos años de existencia, la tomarán, en cualquier caso, las bases.
El anuncio tiene una intención estratégica total: el partido se sentiría así avalado por su militancia para rechazar un gobierno PSOE-Ciudadanos y conducir a nuevas elecciones. Esa es la opción que, a día de hoy, parece más probable. Los 'inscritos', quienes tienen derecho a participar en los procesos internos, serían de entrada más partidarios de la tesis de Iglesias, y, con ello, de la ruptura con ese acuerdo.Un censo no actualizado
La consulta a las bases plantea varios problemas. Por un lado, el escaso interés que suelen generar estos procesos entre los simpatizantes del partido y que se viene traduciendo en una participación cada vez más escasa.
Así, por ejemplo, en las primarias para elegir el candidato a la presidencia del Gobierno, en julio pasado, apenas votó el 15'52% de quienes tenían derecho a hacerlo. Un dato que contrasta, por ejemplo, con el interés que suscitó la votación en la que Iglesias fue designado secretario general, hace casi dos años, y en la que participó el 43% del censo de aquel momento.
Ese censo es otro de los grandes problemas. Actualmente fijado en unas 384.000 personas, desde el propio partido admiten que no está actualizado. Muchas de las cuentas se consideran ya inactivas-personas que se inscribieron en su momento pero que en la práctica no participan en ninguno de los procesos abiertos-por lo que sus dimensiones reales se desconocen.
La falta de actualización provocó, por ejemplo, que el proceso de consulta de iniciativas ciudadanas -debían ser apoyadas por el 10% de los inscritos-quedase suspendida tras las quejas de sus promotores por lo que consideraban un censo inflado e “irreal”.
Desde Podemos, no obstante, se considera que una pregunta de estas características, la más relevante de las planteadas hasta ahora, suscitaría una mayor participación.
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