Amanecer Dorado, exponente del auge ultraderechista en Europa

  • Amanecer Dorado, el grupo neonazi griego al que pertenece el presunto autor del asesinato ayer de un activista de izquierdas en el Pireo, es uno de los últimos exponentes del avance electoral de los partidos ultraderechistas en Europa en los últimos años.

Redacción Internacional, 19 sep.- Amanecer Dorado, el grupo neonazi griego al que pertenece el presunto autor del asesinato ayer de un activista de izquierdas en el Pireo, es uno de los últimos exponentes del avance electoral de los partidos ultraderechistas en Europa en los últimos años.

Amanecer Dorado -de características mucho más agresivas que otras formaciones de extrema derecha europeas y cuyos simpatizantes llevan a gala su estética nazi- entró en el Parlamento griego en mayo de 2012, con 21 diputados y el 6,97 % de los sufragios, y bajó ligeramente en las elecciones celebradas un mes después, cuando logró 18 escaños.

El portavoz del grupo, Ilias Kasidiaris, agredió días antes de los comicios a dos candidatas a diputadas y a unos periodistas durante un debate en televisión.

Con tintes xenófobos y racistas y sobre todo intolerantes con la inmigración musulmana, muchas de estas formaciones han conseguido una importante representación parlamentaria, como sucede en Noruega, país en el que en julio de 2011 un ultraderechista asesinó a 77 personas.

El ultraconservador Partido del Progreso de Noruega obtuvo en 2009 el mejor resultado de su historia con el 22,9 % de los votos y 41 diputados y, aunque en los comicios del pasado día 9 bajó ligeramente (16 % y 30 escaños), entrará previsiblemente a formar parte del Gobierno encabezado por el Partido Conservador.

El avance de la ultraderecha también ha sido importante en otros países escandinavos.

En Finlandia el partido Verdaderos Finlandeses se situó en abril de 2011 como la tercera fuerza política del país, con un 19,1 % de los votos (39 diputados)

En Suecia, donde la extrema derecha solo había estado presente de 1991 a 1994, esta corriente consiguió volver al arco parlamentario en 2010 con el 5,7 % de los votos, que les otorgó 20 escaños.

En Dinamarca el ultraderechista Partido Popular Danés, liderado por Pia Kjærsgaard, es actualmente la tercera fuerza política y durante la anterior legislatura (2007-2011) apuntaló la mayoría del Gobierno liberal-conservador.

En Francia la ultraderecha, encabezada por Marine Le Pen, hija del histórico líder del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen, experimentó un gran avance en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de abril de 2012, cuando obtuvo un 17,9 % de los votos.

El pasado mes de julio, el Gobierno francés disolvió dos grupúsculos de extrema derecha, las Juventudes Nacionalistas Revolucionarias (JNR) y La Obra Francesa, después de que en junio se produjera una agresión mortal contra un estudiante anarquista.

En Bulgaria los ultranacionalistas de Ataka son actualmente la cuarta fuerza política, con 20 diputados, y en Hungría la ultraderecha del partido Jobbik logró el 17% de los sufragios y 47 escaños en las elecciones de 2010.

En este país seis personas murieron entre julio de 2008 y agosto de 2009 en una serie de ataques xenófobos contra viviendas de gitanos.

Holanda, Austria y Bélgica también cuentan con nutridas representaciones de grupos ultraderechistas en sus parlamentos, aunque en los tres casos han sufrido retrocesos en las últimas elecciones.

En Suiza, la populista Unión Democrática de Centro (UDC) fue el partido más votado en los comicios federales de 2011 y tiene dos representantes en el Gobierno colegiado federal.

Desde que en 1999 comenzó su ascenso, la UDC ocupa un lugar central en la política helvética.

A las elecciones legislativas que se celebrarán en Alemania el próximo domingo concurren tres partidos de ultraderecha, aunque ninguno de ellos tiene perspectivas de lograr entrar en el Bundestag (Parlamento).

En este país, entre 1998 y 2011, tres personas pertenecientes al grupo terrorista neonazi Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU) asesinaron a nueve inmigrantes y a una policía, sin que las fuerzas de seguridad relacionaran los hechos y los descubrieran.

La comisión parlamentaria que estudió el mes pasado la actuación de la policía y la justicia en la investigación de estos asesinatos la calificó como "un desastre sin precedentes".

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