Así funciona la cocina del CIS para determinar la intención de voto

    • Es la gente que no dice lo que quiere votar o que dice que no sabe si va a votar los que lo cambian todo: "Entonces valoran otros indicadores como qué voto en las últimas elecciones, la simpatía por determenidados partidos, si está en el paro, la situación económica, la nota a los líderes, el recuerdo de voto... y esto es lo que se llama la cocina del CIS.
    • No hay fórmulas homogéneas en los centros demoscópicos, pero se tienen en cuenta una serie de variables: recuerdo de voto, la fidelidad a un partido, la valoración de los dirigentes, la confianza en sus políticas y la influencia de la abstención.

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David Aragonés/Luz Sela

La pregunta que se hace todo el mundo es cómo es posible que 'Podemos' aparezca como primera fuerza en intención de voto directo y tercera en estimación de voto. Los datos son los siguientes.

El partido Podemos ya es la primera fuerza política de España en intención directa de voto, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Sin embargo, el análisis oficial de los datos concluye que el Partido Popular de Mariano Rajoy volvería a ganar las elecciones generales si se celebraran ahora con 3,6 puntos de ventaja sobre el PSOE y 5 sobre Podemos.

Así queda de manifiesto en el barómetro de octubre que el CIS difundió este miércoles, en el que el 17,6% de los españoles declara su intención de votar a Podemos si ahora se convocaran las urnas, frente al 14,3% del PSOE y el 11,7% del Partido Popular.

Frente a estos datos de voto directo, que normalmente no se tienen en cuenta porque carecen del análisis necesario a partir de la muestra utilizada, el CIS concluye que si ahora se celebran elecciones el PP de Mariano Rajoy volvería a ganar los comicios, aunque por un margen muy estrecho.

La cocina del CIS, que incluye el recuerdo de voto y la simpatía política de los ciudadanos consultados, asegura que el PP volvería a ganar las elecciones con el 27,5%, 2,5 puntos menos que en el mes de agosto y 17,1 puntos por debajo del respaldo que cosechó en las generales de 2011.

El PSOE sería el segundo partido más votado con el 23,9% de los votos, 2,7 puntos más que hace tres meses pero todavía por debajo de los 28,7% que cosechó en las últimas generales. El protagonista del CIS es Podemos, la formación que dio la sorpresa en las europeas de mayo con cinco escaños y que en medio año se consolida como la tercera fuerza política de España con el 22,5% de los sufragios.La cocina del CIS: Intención frente a estimación

¿Qué es lo que hay que tener en cuenta? "Sin duda, la estimación, siempre que la estimación esté bien hecha. Tiene mucho más valor que la intención, porque sólo tiene en cuenta las declaraciones de una proporción limitada, los que no quieren contestar o dicen que no saben también votan", asegura de forma tajante Joaquín Arango, Catedrático Sociología Universidad Complutense.

Es la gente que no dice lo que quiere votar o que dice que no sabe si va a votar los que lo cambian todo: "Entonces valoran otros indicadores como qué voto en las últimas elecciones, la simpatía por determenidados partidos, si está en el paro, la situación económica, la nota a los líderes, el recuerdo de voto... y esto es lo que se llama la cocina del CIS. La cocina se produce con las pistas de comportamiento.

El sociólogo lamenta que se le llame así: "Desafortunadamente, se llama "cocinar" a lo que se corresponde con el dato de intención de voto, porque es en esta categoría donde tienen que asignar unos valores a aquellos que son preguntados pero que todavía no saben, o que no contestan, lo que van a votar", explica este experto.

Arango mantiene que no se darían estos resultados si hubiera elecciones mañana: "No saldrían estos resultados. Son preferencia y no es lo mismo decir a 24 horas de unas elecciones y que con un año"."Una cocina creativa"

"Esta cocina se basa sobre todo en medir el grado en que la gente te miente, no te responde o te oculta información", explica el sociólogo y consultor político Luis Arroyo, consultor político y presidente de la Asociación de Asesores de Comunicación Pública. ¿Pero cómo se mide algo tan intangible como la mentira? El indicador principal es el "recuerdo de voto". "Cuando el 55% de los encuestados te dice que votó a un partido por el que en realidad votó el 70% descubres que, en realidad, hay un 20% de mentirosos", razona Arroyo.

En este punto, influye un factor importante: Podemos no tiene más recorrido de voto que el de las elecciones europeas, votaciones que tienen una peculiar naturaleza de voto, poco comprometido, y una elevada abstención. "En este momento está muy bien decir que vas a votar a Podemos, pero eso hay que ajustarlo con el recuerdo de voto", dice este experto, "y también a mucha gente ahora se le olvida, entre comillas, que votó al PP porque la mayoría de los que engañan no lo reconocen". También, indica, hay que considerar a los que "ocultan que van a votar a un partido al que realmente van a votar".

La propia tipología de la encuesta añade también un factor a considerar. En el CIS, la mayoría se realizan mediante entrevistas personales que se realizan en el domicilio de personas selecionadas para la muestra, por entrevistadores acreditados. "En el muestreo hecho cara a cara se suele dar menos importancia a los partidos nuevos", afirma Arroyo, que apunta a un tercer vector: "el sesgo de la simpatía", la comparación entre el partido al que votó el elector y por el que muestra más preferencia.Las reglas para calcular la estimación

Al margen de que haya analistas que aprecien un sesgo político intencionado en el análisis del sondeo, los expertos tienen sus reglas para calcular la estimación de voto, que es una proyección de lo que pasaría hoy en las urnas.

No hay fórmulas homogéneas en los centros demoscópicos, pero se tienen en cuenta una serie de variables: recuerdo de voto, la fidelidad a un partido, la valoración de los dirigentes, la confianza en sus políticas y la influencia de la abstención.

Verónica Fumanal, directora de Politikom y profesora de marketing político de la Universidad Autónoma de Barcelona, explica que cada politólogo tiene su libro sobre la cocina electoral, pero hay indicadores que se suelen tener en cuenta, como los resultados electorales anteriores, los comportamientos del electorado (por ejemplo, el voto oculto) las preguntas de control sobre la actividad del Gobierno, la valoración de los líderes y el grado de confianza, y el grado de fidelidad del voto.

"La cocina no es mala, sino que es un análisis profesional con los datos brutos", señala José Pablo Ferrándiz, vicepresidente de Metroscopia, que menciona como variables para medir la estimación el recuerdo de voto, la fidelidad del votante y también la desafección política.

Los analistas hablan de aspectos clave en la interpretación de los datos electorales:

1. Matriz de trasvase de votos
Es el resultado de cruzar el recuerdo de voto con la intención de voto directo. Al final se descubre la fidelidad del electorado y la fuga de votaciones. Según explica Fumanal, cuando un partido tiene una tasa de fidelidad por debajo del 75%, sus votos van a caer.

2. Valoración de los líderes entre su electorado
Para los partidos resulta de gran interés conocer el grado de confianza del líder entre sus votantes. En el caso de Rajoy y Rubalcaba, ambos dirigente registran un índice similar de lealtad entre su electorado (43%). Pero para el líder socialista, este dato le perjudica con respecto a su rival porque sus bases electorales son menores.

3. Preguntas de control al Gobierno y la oposición
Se tienen en cuenta respuestas a preguntas del tipo: ¿Cómo calificaría la gestión que está haciendo el Gobierno del PP: muy buena, buena, regular, mala o muy mala? ¿Y la del PSOE? ¿Qué confianza le inspira Rubalcaba? ¿Y el presidente Rajoy?

4. El voto oculto
Los encuestados no siempre dicen la verdad cuando se les pregunta por la formación que votaron en las pasadas elecciones. Pueden influir el factor olvido, y el voto oculto, mayor entre el electorado del PP.

La encuesta del CIS revela que existe un mayor grado de simpatía hacía el PSOE (19%), frente al 14,6% del PP. Pero esto no tiene por qué traducirse en voto.

5. La desafección política
José Pablo Ferrándiz observa una tendencia sin precedentes: ahora no tiene sentido tener en cuenta los comportamientos del pasado, porque la desafección política llega a cotas históricas y en el CIS se refleja que cerca de la mitad de los españoles declara que no votará o no sabe qué harán. En ese contexto, es complicado hacer una proyección ajustada.

La abstención perjudica más a la izquierda. El sondeo del CIS habla de una abstención directa del 22%.

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