Sigmar Gabriel, elegido nuevo presidente de SPD, busca abrazar todas las corrientes

  • Dresde (Alemania).- Sigmar Gabriel fue elegido hoy nuevo presidente del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) tras pronunciar un discurso en el congreso de Dresde en el que buscó abrazar a todas las corrientes del partido y definió el centro político como el lugar donde se dan las repuestas a los problemas de actualidad.

Sigmar Gabriel, elegido nuevo presidente de SPD, busca abrazar todas las corrientes
Sigmar Gabriel, elegido nuevo presidente de SPD, busca abrazar todas las corrientes

Dresde (Alemania).- Sigmar Gabriel fue elegido hoy nuevo presidente del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) tras pronunciar un discurso en el congreso de Dresde en el que buscó abrazar a todas las corrientes del partido y definió el centro político como el lugar donde se dan las repuestas a los problemas de actualidad.

Gabriel, de 50 años de edad, obtuvo el 94,2 por ciento de los votos, un resultado más que honroso para el que se ha convertido en el sexto presidente del SPD en cinco años.

En una de las intervenciones más largas vividas en un congreso socialdemócrata a lo largo de los últimos años -una hora y 45 minutos- Gabriel quiso abarcar todos los temas que preocupan a su partido, muchos de los cuales son causantes de la reciente derrota electoral, como las reformas sociolaborales de la denominada Agenda 2010.

Gabriel las defendió como necesarias, pero reconoció que algunas medidas se le fueron de las manos al gobierno, porque en lugar de mejorar la situación de los trabajadores crearon una plataforma para contratos basura y subsidios paupérrimos.

A su juicio, esto pudo ocurrir porque la socialdemocracia, no sólo la alemana sino la europea, se dejó seducir por un centro político que parecía el predeterminado, en el que lo normal era permitir la desregularización y donde el mercado impuso sus propias reglas.

El SPD creyó que debía adaptarse a ese supuesto centro en lugar de definirlo.

"Todos han hablado del nuevo centro y lo reclaman para sí, nosotros también... pero el centro nunca fue un lugar fijo o un grupo concreto de la sociedad, el centro lo define el que da las respuestas acertadas a los problemas y retos de actualidad", subrayó.

Gabriel pidió a sus correligionarios que abandonen las posturas irreconciliables que a menudo han marcado la imagen del partido hacia afuera y emprender en su lugar un nuevo capítulo en la historia de la formación desde la cohesión, con un debate mucho más abierto.

Para ello, dijo, habrá que establecer un contacto más directo con las asociaciones regionales y municipales, establecer el sistema de consultas entre los afiliados, y celebrar congresos ordinarios anuales y no cada dos años como en la actualidad.

Gabriel pidió tiempo para analizar las causas de la derrota en profundidad, para "diferenciar entre lo que fue bueno y sirvió para sacar adelante al país y lo que fueron errores. No podemos dar respuestas fáciles, pero está claro que lo nuestro es más que un problema de comunicación".

Tras un discurso poco autocrítico del saliente presidente, Franz Müntefering, Gabriel intentó tender puentes a los que exigen más que una operación de maquillaje un cambio de rumbo radical.

"Quiero un taller político sobre el progreso. La política como taller colectivo, esa debe ser la política del SPD", recalcó.

Las bases se lo agradecieron con siete minutos de aplauso ferviente, que fueron más un deseo de que Gabriel acierte como presidente -tras años de relevos continuos- que un barómetro de popularidad, pues entre las bases tiene hasta ahora poco arraigo.

Müntefering había abandonado previamente el ruedo con un discurso en el que evitó hacer un balance autocrítico y pidió tiempo para hacer una reflexión profunda.

Reconoció que uno de los errores del pasado fue la falta de un debate interno y no haber definido con precisión lo que el partido quería entender por innovación o justicia social.

Finalmente las bases no hicieron el ajuste de cuentas que algunos miembros de la cúpula habían temido -se llegó a hablar del peligro de una implosión si se perdía el control del debate- y sólo hubo alguna referencia personal a Müntefering.

Lo que sí diferenció a éste de otros congresos fue el lenguaje claro con que los delegados reclamaron más poder para las bases y prometieron ser más críticos con sus dirigentes que en el pasado.

Las críticas vinieron a reflejar el curso anunciado previamente por Gabriel de introducir una cultura de diálogo que acabe con el paternalismo de los últimos años.

Gabriel cerró su discurso pidiendo a los delegados optimismo y ganas de contagiar entusiasmo. "Como dice un proverbio chino: si no sabes sonreír, no abras una tienda", concluyó cosechando una carcajada generalizada.

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