Alumnos de Bellas Artes pintan en libertad el paisaje de Segovia

Aurelio Martín.

Segovia, 10 ago.- El paisaje de Segovia y sus rincones más evocadores emiten sensaciones, sugieren y atrapan a los cerca de veinte alumnos de las facultades de Bellas Artes españolas, además de otras europeas, como Atenas y París, que tienen sólo una premisa: pintar en libertad.

La beca destinada a la práctica veraniega de estos estudiantes pensionados tiene antecedentes en Segovia desde 1950, pero se remonta a 1919, en el Monasterio de El Paular, en Madrid, donde la actividad se centraba en el paisaje del lado sur de la Sierra de Guadarrama.

Se trata de una beca única en España, como reconoce el director del curso, Manuel Parralo, catedrático y exdecano de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, quien destaca lo enriquecedor del encuentro "por el intercambio de experiencias y miradas diferentes".

Con esta afirmación coincide Arantza Pardo, alumna de la Universidad de Pontevedra, quien ve fundamental el hecho de que se comparta la creación artística entre "personas que nos parecemos mucho, con las mismas ambiciones e ideas".

Aunque es la primera vez que sale con sus pinceles a la calle, a Pardo le ha sorprendido la tierra naranja o el cielo tan azul -del que María Zambrano decía que se encontraba a la altura justa- junto con el verde de los valles bajo el entorno monumental, lo que contrasta con su Galicia natal.

La gama de colores de Segovia también la pone de relieve Juan Jesús Lobato, de la Universidad Complutense, con su caballete descubriendo una panorámica del acueducto entre árboles, mientras reconoce que con esto madura su nivel de percepción.

Compartiendo el "skyline", Pablo Merchante, de la Universidad de Sevilla, sentencia: "Salir al exterior es un aprendizaje diferente, hay otras vibraciones, otros colores, cambian las sombras, la gente, el ruido... Todo se refleja luego en el cuadro".

Hay quien prefiere pasar la tarde pintando en las salas del Palacio de Quintanar, la tradicional residencia del curso, un edificio construido en el siglo XVI, conocido especialmente por muchos artistas españoles que se lanzaron al mundo del arte tras pasar por ahí.

El prestigio del curso está acreditado, según Parralo, quien para demostrar la afirmación recita algunos maestros españoles que en su momento fueron becados, desde Timoteo Pérez Rubio a Joaquín Valverde o Alcorlo, Lucio Muñoz, Carmen Lafont y Juan Genovés, entre otros.

En la Cátedra de Paisaje de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, creada en 1845, germen de los cursos de El Paular y, posteriormente de Segovia, ejercieron profesores como Gerardo Pérez Villamil, Carlos De Haes, Muñoz Degrain o Joaquín Sorolla.

Manuel Parralo concibe Segovia como una ciudad maravillosa, con un paisaje singular, poderoso, que realmente invita a pintar, donde surgen temas de cualquier rincón, para trasladarlos luego a un lienzo o a otro soporte.

Para el encargado de dirigir el trabajo de los alumnos, Segovia "no deja indiferente a nadie, es una tremenda suerte poder acercarse a todo su conjunto y a todo el paisaje que la envuelve; los chicos se sienten tremendamente sorprendidos".

A cambio, Parralo opina que para Segovia esta experiencia es un "lujo", porque los alumnos serán profesionales de la pintura y, en años posteriores, "van a ir acreditándose como verdaderos artistas incluso de prestigio".

Por eso no duda que los ahora becados se harán "mensajeros de algo que han vivido, de una ciudad que luego cuentan, describen, y eso es una inversión de Segovia fantástica", matiza.

Promovida desde la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, un centro de estudios locales heredero de la antigua Universidad Popular, promovida por intelectuales como Blas Zambrano o Antonio machado, la beca se desarrolla hasta finales de agosto.

Al final, los alumnos rendirán cuentas exponiendo sus trabajos, la creación libre, fruto del descubrimiento de la Segovia de "la otra mirada", la de quien ha llegado para pintarla. EFE

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