Cruz de dolor para Ponce y cara de triunfo para el Juli y Jesús Duque

  • A lo largo de una intensa tarde de toros, hoy se vieron en Valencia las dos caras del toreo: la de la cornada y la lesión que sufrió Enrique Ponce y la del triunfo de El Juli y Jesús Duque, que salieron a hombros tras lidiar dos bravos ejemplares de Victoriano del Río.

Paco Aguado

Valencia, 18 mar.- A lo largo de una intensa tarde de toros, hoy se vieron en Valencia las dos caras del toreo: la de la cornada y la lesión que sufrió Enrique Ponce y la del triunfo de El Juli y Jesús Duque, que salieron a hombros tras lidiar dos bravos ejemplares de Victoriano del Río.

FICHA DEL FESTEJO: Seis toros de Victoriano del Río, desiguales de presentación y volúmenes y también de juego variado. Destacaron por su gran bravura los toros cuarto y quinto. A éste último se le premió con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Enrique Ponce: estocada trasera (cornada y oreja que recogió la cuadrilla).

El Juli: estocada trasera y dos descabellos (ovación); pinchazo y estocada trasera (oreja tras aviso); y media estocada tendida y dos descabellos (oreja).

Jesús Duque, que tomaba la alternativa: estocada tendida trasera (vuelta al ruedo tras leve petición); estocada (dos orejas).

Juli y Duque salieron a hombros.

Según el parte médico, Ponce fue intervenido de una cornada de 25 centímetros, que alcanzó el espacio subclavicular, disecó completamente el pectoral y provocó un hematoma perivascular y perinervioso. También sufre una fractura de clavícula izquierda, pendiente de estudio radiológico en la clínica La Salud, donde fue trasladado.

Duque tomó la alternativa con el toro "Jilguero", nº 90, negro bragado, de 520 kilos.

La plaza casi se llenó en el décimo festejo del abono de Fallas, en tarde ventosa y fresca.

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EMOCIONES FUERTES

La penúltima de Fallas fue tarde de emociones fuertes provocadas por los toros de Victoriano del Río y por la entrega de los toreros, en una corrida que arrojó el siempre acusado contraste del dolor y de la gloria.

El dolor fue para Enrique Ponce, el maestro que arranca su vigésimo quinta temporada de alternativa y que volvía a una plaza que le ha visto triunfar en innumerables tardes.

Tras dar la alternativa a una nueva promesa de la tierra, el valenciano se enfrentó a un primer toro noblón y de poco celo, con el que desplegó su clásica facilidad.

La faena fue a más a medida que Ponce fue animando al animal a seguir la muleta, con mucha pulcritud y sin sobresaltos, hasta que llegó la hora de la verdad. Se tiró a matar el de Chiva en rectitud y en el último instante, ya con la espada dentro, el toro le prendió por el muslo, le derribó y volvió a buscarle ya en el suelo.

Fue ahí cuando le lesionó la clavícula izquierda y le corneó en la axila derecha, pese a lo cual Ponce prefirió entrar a la enfermería por su propio pie antes de que su cuadrilla recogiera la oreja concedida.

Otro de los momentos clave de la tarde fue la lidia del quinto toro, que, de no haberse corrido el turno por la cornada de Ponce, debía haber salido en sexto lugar. Le correspondió en suerte, y nunca mejor dicho, a Jesús Duque, que había tomado la alternativa con un primero de muy apagado comportamiento ante el que estuvo digno.

Pero este quinto, "Cantaor" de nombre y cinqueño, tuvo un comportamiento radicalmente diferente. Fue un torrente de bravura desde que Duque lo saludó con una larga a portagayola y ya no cesó de embestir una y otra vez, poniendo todo su brío en el empeño, con una gran transmisión y amenazando siempre con desbordar al joven matador de Requena.

El mérito de Duque fue aguantar con valor todo ese caudal de casta, incluso sin llegar a someterlo por completo con una muleta de muy escasas dimensiones. Ya de mitad de faena en adelante, con el toro más atemperado, se templó también el valenciano mientras desde el tendido surgían algunos gritos pidiendo el indulto del animal.

Al final, hubo premio para los dos: dos generosas orejas para el torero y una merecida vuelta al ruedo en el arrastre para uno de los mejores toros de la feria.

Porque el otro gran toro de la corrida fue el cuarto, un ejemplar bravísimo que peleó con fuerza en el caballo y al que El Juli le hizo una faena pletórica en un alarde de autoridad. No obstante, el toreo del madrileño fluyó menos en los pases fundamentales, donde el poder sacrificó la ligazón.

Sólo un pinchazo previo impidió que El Juli cortara una segunda oreja de este toro, igual que le pasó con el tercero por su falta de contundencia estoqueadora y tras una labor en la que tiró de recursos ante un astado que se violentó cada vez que le exigió más de la cuenta.

Así que, para no quedarse en tierra al término del festejo, atacó El Juli ante el sexto, que se vino pronto abajo, pero del que tiró y tiró para redondear el triunfo al final de una tarde de intensas emociones.

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