Soria, 28 jun.- El subalterno de la cuadrilla de Javier Castaño, David Adalid, ha resultado herido grave hoy en el segundo festejo de la feria de Soria, en el que los complicados toros de Adolfo Martín condicionaron una tarde resuelta en lo artístico con tres ovaciones, dos para Javier Castaño y una para Manuel Escribano
FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Adolfo Martín, aceptablemente presentados y complicados, algunos incluso con peligro como segundo y cuarto. La única excepción fue el encastado e interesante tercero.
Javier Castaño, ovación y ovación.
Manuel Escribano, ovación y silencio.
Jesús Martínez "Morenito de Aranda", silencio y silencio.
En la enfermería fue intervenido el banderillero David Adalid de "cornada extensa que atraviesa el muslo izquierdo con orificio de entrada por la cara superior interna y salida por la cara lateral externa, que no afecta vasos capilares importantes ni al nervio ciático, aunque provoca importantes daños musculares. Pronóstico grave. Trasladado al hospital Santa Bárbara de Soria".
La plaza tuvo más de media entrada en tarde apacible.
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SANGRE DE PLATA
Castaño fue ovacionado tras la faena al que abrió plaza, toro de incómoda movilidad, cabeceando y pegando arreones, con el que el anduvo suficiente y maduro en un trasteo de lo más voluntarioso.
Con el peligroso cuarto llegó el drama. Fue en el tercio de banderillas, a la salida del tercer par, cuando el subalterno David Adalid, uno de los nombres más importantes de entre los toreros de plata, resultó herido con una grave cornada en el muslo izquierdo.
Este fue el único pasaje noticiable de esta segunda faena de Castaño, pues muleta en mano bastante hizo el hombre con salir indemne ante un "adolfo" orientado y que no perdonaba errores.
Escribano tampoco tuvo apenas opciones con un lote de lo más deslucido. Su primero fue una "prenda" con el que estuvo valiente, sobre todo en banderillas, y el quinto pecó tanto de manso como de blando, motivo por el que fue imposible cualquier intentona del torero de Gerena.
El primero de Morenito fue el único toro bueno de la corrida, un animal bravo, exigente en sus embestidas con el que el burgalés anduvo un tanto deslavazado, intercalando momentos importantes sobre la diestra con otros de menos intensidad por falta de acople.
El sexto tampoco aportó gran cosa, y Morenito, que lo pasó por uno y otro pitón, se fue silenciado por su fallo final a espadas.
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