Diego Ventura abre la Puerta Grande en la novena de Albacete

  • El rejoneador Diego Ventura cortó dos orejas y salió a hombros en el noveno festejo de la feria de Albacete, una corrida mixta en la que Enrique Ponce logró un apéndice del toro menos malo de un flojo encierro de Juan Pedro Domecq, con el que Iván Fandiño se fue de vacío.

Albacete, 16 sep.- El rejoneador Diego Ventura cortó dos orejas y salió a hombros en el noveno festejo de la feria de Albacete, una corrida mixta en la que Enrique Ponce logró un apéndice del toro menos malo de un flojo encierro de Juan Pedro Domecq, con el que Iván Fandiño se fue de vacío.

FICHA DEL FESTEJO.- Dos toros para rejones, el primero de Los Espartales y el cuarto de Carmen Lorenzo, mansurrón el primero y bueno el otro; y cuatro en lidia ordinaria, tres -tercero, quinto y sexto- de Juan Pedro Domecq, bien presentados y de poca fuerza, y un sobrero -el segundo- de El Torreón, en la línea de los titulares.

El rejoneador Diego Ventura: dos pinchazos y rejón algo trasero (ovación); y rejón y, pie a tierra, descabello (dos orejas).

Enrique Ponce: pinchazo y estocada (palmas); y estocada caída (oreja con petición de la segunda tras aviso).

Iván Fandiño, que sustituía a Alejandro Talavante: pinchazo y media (silencio tras aviso); y estocada y descabello (ovación).

En cuadrillas, Mariano de la Viña saludó tras banderillear en el quinto.

La plaza rozó el lleno en los tendidos en tarde agradable.

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LOS REJONES NUNCA FALLAN

Ventura ofreció hoy en Albacete una gran dimensión de su rejoneo. A su manso y brusco primero le formó un alboroto con los galopes a dos pistas sobre "Nazarí" y con las banderillas a lo lomos de "Morante", con el que protagonizó el habitual "show" de los mordiscos al toro en los embroques. Perdió los trofeos por fallar matando.

En su cuarto, en cambio, si estuvo fino con el rejón de muerte, lo que le permitió cortar las dos orejas de su oponente después de otra obra magistral, que contó el pasaje clásico del saludo con la garrocha montando a "Cigarrera", aunque lo más rotundo de su actuación fueron las banderillas con "Oro" y los quiebros sobre "Milagro".

El sobrero de El Torreón que le correspondió en primer lugar a Ponce tuvo muy pocas fuerzas, y el valenciano llevó a cabo una labor técnicamente irreprochable pero de escaso contenido artístico por lo poco que puso de su parte el astado.

El quinto, ya del hierro titular (Juan Pedro Domecq) no anduvo tampoco sobrado de fortaleza, pero aquí pudo más el oficio y capacidad de Ponce para inventarse una faena en la que poco a poco fue metiendo en el canasto a su antagonista a base de suavidad hasta lograr pasajes impensables de mucho gusto y plasticidad. Cortó una oreja.

El primero de Fandiño, blando y soso a partes iguales, apenas le permitió pegar algún pase suelto dentro de una labor ayuna de ritmo y continuidad, y sin rúbrica con la espada. El toro que cerró la tarde fue bronco y violento, y aquí se vio a un Fandiño firme y valiente para, al menos, justificarse.

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