El deán, del infortunio al alborozo tras el año más duro para la catedral

  • "Me he llevado una alegría". José María Díaz, deán de la Catedral de Santiago, ha confesado hoy a Efe que este 7 de julio es muy diferente al del año pasado, cuando ante una nube de cámaras y flashes denunciaba la desaparición del simbólico Códice Calixtino.

Ana Martínez/Xavier Barros

Santiago de Compostela, 7 jul.- "Me he llevado una alegría". José María Díaz, deán de la Catedral de Santiago, ha confesado hoy a Efe que este 7 de julio es muy diferente al del año pasado, cuando ante una nube de cámaras y flashes denunciaba la desaparición del simbólico Códice Calixtino.

Su alborozo por el hallazgo de este preciado manuscrito del siglo XII, envuelto en periódicos y bolsas en un garaje de Milladoiro (A Coruña), se ha visto empañado por la infortunada coincidencia con unas circunstancias familiares muy complicadas. "Pero no puedo más que expresar una satisfacción grande", dice superado ya un suceso que para él fue un auténtico "borrón" en la historia del templo.

"Nos sentimos víctimas de un gran atentado. Quien se llevó esta joya sabía de qué se trataba y cómo llegar a ella", contaba Díaz en 2011, un día como hoy. "Nada está forzado, ninguna cerradura, y el acceso es restringido", añadía el entonces responsable último de la custodia de esta joya histórica.

A la sala acorazada en la que se guardaba el original únicamente tenían acceso tres personas: el propio deán y dos colaboradores, uno especialista en Documentación Medieval y otro experto en Historia Moderna.

Precisamente fue el medievalista, llamado José, el que se percató de la ausencia de esta pieza el martes 5 de julio de 2011, a las ocho y media de la tarde. Entonces, llamó al deán y empezó una búsqueda minuciosa, que culminó con una llamada a la Policía a las 22:00 horas. El libro no aparecía.

Los agentes tomaron imágenes y recogieron huellas. Dos días más tarde, el saqueo llegó a los medios. "Hay un interés sumo" de los agentes, "y no podemos dar más datos acerca de la sustracción y de las medidas de seguridad para no interferir en la investigación", precisaba Díaz.

Hoy, pasado el vía crucis, el deán señala que el Códice Calixtino está "en un estado de conservación perfecto", hasta con los mismos registros que él personalmente le había puesto la última vez que lo manejó.

"Un ladrón acosado podría destruirlo, tirarlo a un pozo, quemarlo, cualquier cosa. La Policía tuvo que ir con mucha cautela, muy paso a paso, estrechando el cerco cada vez más", argumenta.

"Pero afortunadamente ya podemos decir que la ceremonia de entrega será mañana, en el Salón Xelmírez", dice aliviado.

El actual archivero, Segundo Pérez, que relevó a Díaz en este puesto tras su dimisión, indicó a Efe que normalmente a los estudiosos de este documento se les entrega un completo cedé para que con él puedan avanzar en sus investigaciones, aunque a veces es necesario "ir más allá".

Precisamente, un investigador extranjero estaba recabando en 2011 más datos para su estudio sobre la considerada primera guía de peregrinos del Camino de Santiago y tenía un dilema con una abreviatura "dudosa".

Ante estos supuestos, el acceso al ejemplar primigenio es casi obligado, y no a las copias o reproducciones. "Puede haber hasta tres mil abreviaturas, y no es lo mismo González que Gonzalo, por ejemplo", argumentó Pérez.

Una fuente próxima al caso contó a Efe que el experto medievalista de la basílica compostelana acudió a la habitación que albergaba el manuscrito para poner solución a la referida consulta de esta persona, "un ciudadano americano", y que el deán le dijo "deja ahí las llaves -del búnker en el que estaba el Códice-, cierra la puerta de entrada, y ya está".

La misma fuente aclaró que no hubo "un exceso de confianza" porque se creía que no era posible que allí entrase nadie. "El Códice Calixtino esta protegido por tres llaves, cuatro contando con la de la entrada, clave de seguridad... Lo que no se sabía es que el electricista detenido (Manuel Fernández Castiñeiras) tenía una copia de la llave de la puerta de entrada", puntualizó la misma fuente.

Juan Monterroso, decano de la Facultad de Historia de Compostela, es uno de los pocos privilegiados que tuvo oportunidad hace tiempo de consultar el Códice Calixtino original. "No es para nada un libro de acceso normal en una biblioteca, un historiador especializado debe presentar credenciales, pedir autorización, tienes cita, hora, se debe ver en una mesa concreta...", detalló.

"Yo no diré dónde se va a guardar ahora, no debería ser de dominio público el lugar", ha referido José María Díaz, opinión con la que coincide el presidente de la Comisión de Cultura y Arte de la Catedral, Daniel Lorenzo: "Diré, específicamente, que debe estar en un lugar oscuro", ha precisado a Efe.

"Ofreceremos unas muy buenas condiciones para el Códice Calixtino", han subrayado ambos.

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