El latido curvo de los pies de María Pagés se mete en el sinuoso Niemeyer

  • Concha Barrigós.

Concha Barrigós.

Avilés (Asturias), 4 oct.- En un tiempo de evanescencia ética, los valores que defiende ese "tesoro humano" que es el arquitecto Oscar Niemeyer han inspirado a la bailaora María Pagés para construir "Utopía", una reflexión sobre el anhelo que estrena el día 8 en Avilés y a la que ella pone el latido curvo de sus pies.

El centro cultural que Niemeyer ha diseñado para la ciudad asturiana será el emplazamiento "ideal" para la coreografía ideada por Pagés, que el centenario arquitecto aún no ha visto aunque lo hará "en breve", ha asegurado la artista en una entrevista con Efe tras la rueda de prensa en la que ha presentado el espectáculo.

"Concibo el baile como Oscar la arquitectura. Él piensa en un espacio curvo, sinuoso, y dibuja ese continuo fluir con sus obras y yo creo que el baile flamenco, al menos el que late en mí, en mis manos y mis pies, es exactamente igual. Cuando me metí por primera vez en una de sus cúpulas sentí que me metía dentro de mí".

Pagés llevaba dos años dando vueltas a este proyecto aunque no fue hasta que vio una exposición en Madrid sobre el arquitecto (Río de Janeiro, 1907) cuando sintió la urgencia de materializarlo.

Se puso en contacto con el director de la Fundación Niemeyer, Natalio Grueso, y, a partir de ahí, "todo fue rodado", incluidas las dos entrevistas con el "inspirador" de esta "Utopía", que, precisa, no es algo inalcanzable sino "el buen lugar", como su etimología griega indica.

Y el mejor lugar, "el natural", no podía ser otro que el centro cultural de Avilés: "es una suerte poder hacerlo aquí aunque la obra está pensada para llevarlo a cualquier escenario", y de hecho es la producción que más le han pedido nunca sin estrenarla siquiera -de Moscú, Singapur o Lyon-, aunque ella viva pendiente de llevarla a Brasil.

"No veo la hora de que lo vea Oscar", ha confesado muy ilusionada en la rueda de prensa.

La artista dirige e interpreta 70 minutos "intensísimos" en "comunión" con otros 8 bailaores y 7 músicos en una escenografía -diseñada por ella con la colaboración del arquitecto Jair Valera, la "mano derecha" de Niemeyer- anclada en "la materia prima" y en la expresión del propio cuerpo como escultura.

La última creación de Pagés (Sevilla, 1963) se acompasa a la música compuesta por el guitarrista Rubén Lebaniegos y el cantautor brasileño Fred Martins, a los que acompañan los cantaores Ana Ramón e Ismael de la Rosa, el guitarrista José Carrillo "Fyty", el violonchelo de Sergio Menem y el percusionista Chema Uriarte.

Lebaniegos ha compuesto una farruca, una soleá, unas alegrías, un fandango y una guajira y Martins ha puesto "el eco de Brasil", con dos temas: "Utopía" y "Tranquilo por la vida", "un samba" con letra de Niemeyer, metida por tangos.

Para levantar este "edificio octosílabo" de aspiraciones y anhelos le han acompañado sus "asesores poéticos", es decir autores como su "perenne" Antonio Machado o un "raro" Baudelaire, que en vez de conducir a la "oscuridad" provoca "subidón" y que cierra "Utopía" metido por alegrías de Córdoba.

A Mario Benedetti le ha puesto por martinete y debla, y a Cervantes, en un pasaje de "El Quijote", por soleá.

"Hace mucho tiempo que todos los trabajos que me planteo intentan tener un sentido no sólo para satisfacer mi propia necesidad creativa sino para transmitir un mensaje. He querido recuperar valores como la solidaridad, el compromiso social, y el diálogo y no se me han ocurrido mejores 'medium' que ellos".

El público podrá ver "muchas cosas", "mucho movimiento", en un espacio limpio y claro, con diferentes ambientes, para escenificar desde la solidaridad hasta "el exilio de uno mismo" o la "insignificancia" humana.

Los colores de esa "plaza abierta" que a la vez refleja "el espacio interior" son el gris, "el de la materia prima", el del cemento que cubre a sus músicos, y el rojo como símbolo, no solo de Niemeyer sino de la pasión vital.

Al día siguiente del estreno, Pagés dedicará una función a los jóvenes, que podrán preguntar a la artista sobre un proyecto que aspira a "transmitir valores" en una época en la que hay que "abrazar a los amigos y vivir feliz. Cambiar el mundo. Y nada más", como diría Niemeyer.

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