El Museo Balenciaga inicia con una exposición su homenaje a las costureras

  • Los patrones que una de las modistas que trabajó con Balenciaga dejó guardados en una maleta han dado origen a una exposición que se inaugura mañana en el museo dedicado al diseñador en Getaria (Gipuzkoa), una interpretación artística del trabajo de las costureras.

Getaria (Gipuzkoa), 12 dic.- Los patrones que una de las modistas que trabajó con Balenciaga dejó guardados en una maleta han dado origen a una exposición que se inaugura mañana en el museo dedicado al diseñador en Getaria (Gipuzkoa), una interpretación artística del trabajo de las costureras.

Las creadoras catalanas Fiona Capdevilla y Rosa Solano están detrás de este proyecto, "Maleta de una modista. Entredós 3.0", que servirá de prólogo a una campaña que el Museo Balenciaga pondrá en marcha en 2015 para recopilar información acerca de todas aquellas mujeres que trabajaron en los talleres del modisto.

La idea es recoger nombres, testimonios, documentos y fotografías sobre estas modistas a través de ellas mismas, si es posible, o de sus familiares, para sustentar con todo ello una investigación que interesa al museo, porque "puede aportar valor, tejer lazos y relaciones" entre este centro y su entorno, ha explicado hoy su directora, Miren Vives.

"En un primer momento, queremos dimensionar el proyecto, entender con qué contamos para ordenar, seleccionar y profundizar en aquellos elementos que nos ayuden a interpretar y difundir el patrimonio inmaterial asociado al oficio, con el hilo conductor de Balenciaga", ha señalado Vives.

La directora del museo ha presentado la exposición junto a las dos artistas catalanas, que han explicado cómo la casualidad colocó en sus manos una antigua maleta de mimbre repleta de patrones enrollados que la modista Pilar Ayarza tenía en su piso de Barcelona.

Ayarza murió sin descendencia, y la propietaria de la vivienda ofreció a Capdevilla en 2007 un maniquí que estaba buscando para un trabajo, además de todo aquello que deseara llevarse de ese piso del barrio de Gracia donde la modista había nacido y vivido siempre.

"Fui a ver un maniquí y me encontré un mundo", ha asegurado esta creadora, que trabaja con material textil y que luego conoció a Solano, con la que empezó la construcción y deconstrucción del legado de Pilar Ayarza.

Materiales esenciales del mundo de la costura como botones, agujas, alfileres, tijeras y acericos están presentes en cada una de las piezas que se exhiben en Getaria, algunas ya expuestas hace cuatro años en Barcelona y otras nuevas.

Los cuadros, con composiciones abstractas basadas en los patrones de Balenciaga, reflejan la trayectoria pictórica de Rosa Solano, mientras que los trabajos sobre telas son obra de Capdevilla.

Esta artista ha recreado varios de los diseños que escondía la maleta, en telas en las que ha imprimido el estampado del papel que Ayerza usó para envolver todos esos prototipos, de tiendas de tejidos y camiserías de la época.

Y entre ambas han confeccionado un largo grafiti textil que se va desenrollando en el suelo, como la alfombra de una pasarela, y que se concluirá a lo largo del último día de la exposición en una "performance" que evocará "las jornadas de trabajo interminables de las modistas", ha explicado Capdevilla.

"Nuestra idea es mostrar la pasarela del taller, no la del glamur. Es una pieza homenaje a ese mundo de laboriosidad y al oficio que hizo posible que el mundo de la alta costura pudiera existir", ha destacado.

En las distintas zonas en las que se distribuye la exposición se puede ver también piezas del taller original de Ayarza, colocadas para simular lo que fue su área de trabajo en el piso de Barcelona de esta mujer que, según les han contado a las artistas catalanas, iba siempre "como un pincel" y era "de armas tomar".

No saben mucho más de su vida, salvo que estaba soltera y que trabajó en la casa Balenciaga de Barcelona, cuyo cierre se produjo en 1968.

Mostrar comentarios