Huelva despide a "Niño Miguel", guitarrista al que le sobraban tres cuerdas

  • Cientos de onubenses se han desplazado hasta la Peña Flamenca de Huelva donde se ha instalado la capilla ardiente de Miguel de Vega, "el Niño Miguel", un virtuoso de la guitarra de la que, incluso con tan sólo tres cuerdas, podía arrancar ritmos y compases magistrales y geniales.

Huelva, 24 may.- Cientos de onubenses se han desplazado hasta la Peña Flamenca de Huelva donde se ha instalado la capilla ardiente de Miguel de Vega, "el Niño Miguel", un virtuoso de la guitarra de la que, incluso con tan sólo tres cuerdas, podía arrancar ritmos y compases magistrales y geniales.

Miguel de Vega falleció ayer a los 61 años en el hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva donde permanecía ingresado desde hacía un mes aquejado de neumonía y problemas intestinales, entre otras patologías que se fueron complicando.

La capilla ardiente se instaló ayer sobre las 19.30 horas en la Peña Flamenca y por ella han pasado personas, muchas de ellas de etnia gitana que, a título personal, han querido rendir su especial tributo a su figura y darle su último adiós al guitarrista que llenó de música las calles de la ciudad.

A estos ciudadanos se han sumado representantes del mundo del flamenco como su sobrino Tomatito, Emilio Losada de Los Marismeños, El Pecas o el también guitarrista Juan Carlos Romero.

También se ha unido, a través de un comunicado, la Junta de Andalucía, que ha destacado su categoría como artista y su manera de tocar la guitarra y el sentimiento que ponía en sus actuaciones tanto en los escenarios como en la vía pública, lo que le valió la admiración del público.

A las 12.30 horas se ha celebrado un oficio evangélico al que, entre otros cargos públicos, ha acudido el alcalde de la ciudad, Pedro Rodríguez, quien ha definido al artista como "un genio de la guitarra y un alma libre en la vida".

Posteriormente, se ha procedido al traslado del cuerpo al cementerio de La Soledad de la capital onubense, donde sus restos han recibido sepultura.

La carrera como guitarrista de "El Niño Miguel" estuvo marcada por su adicción a las drogas y la esquizofrenia, sin embargo, estaba considerado como uno de los grandes intérpretes del flamenco y en los años setenta su forma de tocar causó sensación.

La adicción a las drogas le llevó a deambular por las calles de la capital onubense, donde era frecuente verlo con su guitarra para sacarse algún dinero.

Grabó dos discos con Universal, "La guitarra del Niño Miguel" y "Diferente", en los estudios Philips donde grababa Paco de Lucía, reeditados en 1999 bajo el título "Grabaciones históricas. El flamenco es universal. Niño Miguel".

De su legado musical destacan piezas imprescindibles como el fandango "Brisas de Huelva" o el vals "Lamento".

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