Ilusionismo y danza entre ruinas romanas

  • La compañía estadounidense Momix ha desplegado su ilusionismo y danza en el Festival de Itálica con su espectáculo "ReMIX", en el que diez bailarines hicieron, entre ruinas romanas, un repaso a los momentos más importantes y creativos de los treinta años de la agrupación.

Manuel Rus

Santiponce (Sevilla), 28 jul.- La compañía estadounidense Momix ha desplegado su ilusionismo y danza en el Festival de Itálica con su espectáculo "ReMIX", en el que diez bailarines hicieron, entre ruinas romanas, un repaso a los momentos más importantes y creativos de los treinta años de la agrupación.

La actuación de anoche, que se repetirá hoy como clausura del festival, se desarrolló en un escenario montado en el Teatro Romano de Itálica, conjunto arqueológico situado en Santiponce, a diez kilómetros de Sevilla y que de esta forma vuelve a poner obras en escena tras una restauración aún inconclusa.

Los bailarines-ilusionistas de la compañía fundada por Moses Pendleton en 1981 se sirvieron, para deleitar al público, de sus cuerpos, juegos de luces y distintos atrezos en una actuación que duró algo más de hora y media y con una temperatura en torno a los 25 grados, lo que provocó la profusión de abanicos en las gradas.

Entre columnas y gradas romanas de más de 2.000 años de antigüedad, cinco bailarines y cinco bailarinas ofrecieron trece fragmentos de obras de la compañía, como "Opus cactus", "Bothanica", "Passion" o "Sun flower moon".

En números individuales, por parejas, en tríos o con todos bailando a la vez, los abanicos fueron dejando paso a los gestos de admiración por la ejecución de danzas acrobáticas, como en "Dream catcher", por la sutileza de las sombras similares al teatro negro de Praga o por las "medusas" creadas por tres mujeres envueltas en una tela blanca coronadas con un paraguas.

También se incluyeron números con un lado cómico, como el que protagonizaron tres chicas con una gran pelota de plástico o cuando ocho artistas simulaban un ciempiés u otros animales con plásticos alargados que se movían al ritmo de la música.

Las trece actuaciones fueron muy aplaudidas por el público, que abarrotó las gradas o "caveas", nombre usado en la antigüedad para el graderío y que está impreso en las entradas que vende el festival.

Algunas de las interpretaciones eran más espectaculares cuando se podían ver justo de frente debido al efecto óptico que provocan las composiciones geométricas de los bailarines y su atrezo.

Para la actuación de anoche no había entradas disponibles desde hace semanas, igual que para la de hoy, gracias a la venta sobre todo a través de internet, ha explicado a Efe un portavoz de la Diputación de Sevilla, que organiza el Festival Internacional de Danza de Itálica.

Después de un intermedio en el que sonaron canciones del disco de Paul Simon "Graceland", los espectadores vieron como los artistas se convertían en flores nacientes que en su desarrollo bailaban ritmos aflamencados.

El colofón final fue la confusión creada por los diez bailarines-ilusionistas, como se denominan ellos, junto con maniquíes de hombres y mujeres que se intercambiaban en ritmos frenéticos.

Así, el grupo logró el principio "inalterable" que busca la compañía, compaginar "el arte de bailar y entretener al público".

Mostrar comentarios