Javier Villán echa de menos el toro de la "revolución belmontina"

  • El escritor y crítico Javier Villán, autor de la reciente "Tauromaquias" (La esfera de los libros), echa de menos el tipo de toro que a comienzos del siglo XX propició la revolución técnica y estética protagonizada por Juan Belmonte (1892-1962), de quien este año se cumple medio siglo de su muerte.

Valladolid, 12 jun.- El escritor y crítico Javier Villán, autor de la reciente "Tauromaquias" (La esfera de los libros), echa de menos el tipo de toro que a comienzos del siglo XX propició la revolución técnica y estética protagonizada por Juan Belmonte (1892-1962), de quien este año se cumple medio siglo de su muerte.

"Ojalá los ganaderos y los toreros de hoy se decidieran a criar un toro como el que mataba Belmonte", y no el prototipo actual "descastado, noblote con pocas fuerzas y colaborador como les gusta decir a los profesionales cuando en realidad no es sino un competidor", ha reflexionado en una entrevista con la Agencia Efe.

De esta "degradación de la cabaña brava", como ha definido el crítico del diario El Mundo, "hay alguien con demasiada audacia que responsabiliza a Belmonte más que a Joselito", su amigo y competidor en la denominada Edad de Oro del toreo, que abarca desde la alternativa del primero, en 1913, a la muerte del segundo, en 1920.

A ninguno de los dos, ha recalcado Villán (Torre de los Molinos, Palencia, 1943), se puede achacar la evolución y transformación genética y de trapío del toro de lidia que, a su juicio, ha desembocado en la "degeneración actual", si bien ha reconocido que ambos promovieron un modelo "menos bronco, agreste o montaraz" que permitiera el toreo que aún hoy se practica.

Belmonte "fue el gran revolucionario que enlazó el clasicismo luminoso de Guerrita y de Joselito con una concepción más dramática, más basada en el temple dentro de una concepción épica y estética", ha sostenido este crítico, autor de varios libros de ensayo sobre las figuras de César Rincón y José Tomás.

"Tauromaquias", con el subtítulo de "Lenguaje, liturgias y toreros", más que un ensayo se trata de un libro de evocaciones, "muy subjetivo y discutible, por tanto", de los personajes, toreros, plazas y críticos con los que ha convivido en algún momento de su trayectoria como crítico y que más le han emocionado.

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