Najarro:La danza española tiene tanta valía que no necesita un lenguaje nuevo

  • El director del Ballet Nacional de España, Antonio Najarro, piensa que la danza española "tiene tanta valía y tanto valor de por sí" que no es necesario buscar un "lenguaje nuevo", simplemente, recuperar la "tradición" e imprimir a las coreografías la personalidad y estilo de los creadores actuales.

Santander, 15 ago.- El director del Ballet Nacional de España, Antonio Najarro, piensa que la danza española "tiene tanta valía y tanto valor de por sí" que no es necesario buscar un "lenguaje nuevo", simplemente, recuperar la "tradición" e imprimir a las coreografías la personalidad y estilo de los creadores actuales.

"En la danza todo está hecho. No hay que forzar la innovación", ha afirmado el bailarín, quien apunta que figuras como Pilar López, Mariemma, Alberto Lorca, José Granero, José Antonio Ruiz o Antonio Gades, ya hicieron "las mayores innovaciones" en este arte.

A su juicio, "la innovación actual simplemente es la transmisión de la personalidad" de los nuevos creadores y eso, avanza, es lo que se plasmará en la nueva producción que prepara en el Ballet Nacional.

La compañía, que este viernes sube al escenario del Festival Internacional de Santander (FIS) con una composición del propio Najarro, la "Suite Sevilla", y otra de Antonio Canales, "Grito", estrenará en junio de 2015, en el Teatro de la Zarzuela, una nueva producción con dos coreografías, una de danza clásico española y otra de flamenco.

Najarro, que no ha querido avanzar más detalles, contará en este proyecto con "bastantes" coreógrafos invitados del ámbito flamenco que imprimirán esa "personalidad" que, según dice, es la innovación que cabe hoy en la danza española.

Una danza en la que -afirma- hay "personalidades absolutamente diferentes" y, por eso, no comparte la idea del bailarín y coreógrafo Joaquín Cortés cuando sostiene que "todo el mundo baila igual".

A su juicio, España tiene artistas de "gran personalidad", y también, de "nivel artístico y técnico excepcional". Es más, cree que España vive "un momento de gloria" con artistas que están intentando proyectar sus ideas a través de compañías privadas.

Ha citado nombres como los de Rocío Molina, Rafaela Carrasco, Rubén Olmo, Manuel Liñán, Marco Flores, 'La Lupi', Eva la 'Yerbabuena', Israel Galván o Daniel Doña, todos ellos "absolutamente diferentes" en cuanto a estilos y con una calidad "excepcional" en sus proyectos.

Y todo ello, en un momento "complicado", por la crisis, según reconoce el director del Ballet Nacional de España que, sin embargo, piensa que la situación económica empuja a los artistas a "comerse más la cabeza" y conseguir un "producto mucho más evolucionado".

"La crisis ayuda también a que la genialidad, con menos recursos, pueda tener un mejor resultado", ha apostillado.

En el caso de la formación que dirige, señala que ha sido una de las unidades "más cuidadas" durante la crisis, porque se ha tenido en cuenta la proyección que supone la compañía.

Él asumió la responsabilidad de liderar esa misión en 2011 con un proyecto que engloba la recuperación de la tradición y también la nueva creación.

Y es que, para Najarro, el Ballet Nacional de España tiene que ser "una muestra perfecta" de los "orígenes" y las "raíces", y también de las "nuevas tendencias" de la danza española que, a su juicio, deben estar "perfectamente equilibradas" en la actividad de la compañía.

Un ejemplo es su "Suite Sevilla", en la que conjuga una ambientación "muy tradicional", con una presentación de la coreografía "bastante vanguardista". "Se ven nuestras raíces y tradiciones, y se ve en lo que ha desembocado la mezcla y fusión de estilos", ha comentado.

Pero ha recalcado que esa nota vanguardista no significa que pretenda convertir el Ballet Nacional de España en un ballet "contemporáneo" de danza española.

Según dice, una de las "responsabilidades" de la compañía es hacer ver la "amplitud de estilos" dentro de la danza española.

Y uno de los retos que se marca es conseguir que cada bailarín "brille por sí solo" en el cuerpo de baile; que el público, mire donde mire, encuentre "una gran personalidad individual", y que lo que "realce" en el escenario sea la danza, por encima de la escenografía o la iluminación.

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