Padilla, única vuelta al ruedo en deslucida corrida de Alcurrucén en Teruel

  • Una solitaria vuelta al ruedo sin trofeo a cargo de Juan José Padilla fue el escaso balance artístico del festejo celebrado hoy en Teruel, segundo de su feria taurina, en el que los deslucidos toros de Alcurrucén propiciaron un anodino y frustrante espectáculo.

Teruel, 11 jul.- Una solitaria vuelta al ruedo sin trofeo a cargo de Juan José Padilla fue el escaso balance artístico del festejo celebrado hoy en Teruel, segundo de su feria taurina, en el que los deslucidos toros de Alcurrucén propiciaron un anodino y frustrante espectáculo.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Alcurrucén, aceptablemente presentados pero deslucidos en general por su falta de casta, raza y clase. El único toreable, el primero.

Juan José Padilla, vuelta al ruedo tras petición y ovación.

Daniel Luque, ovación tras aviso y silencio.

Román Collado, ovación y silencio.

La plaza tuvo alrededor de media entrada.

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FALLÓ LA MATERIA PRIMA

Padilla dio una vuelta al ruedo al término de su primera faena, en la que sorteó al único toro que "se dejó", y con el que ofreció su consabido espectáculo cimentado sobre los mimbres de la entrega y el tesón. Le pidieron la oreja, pero el "usía" declinó concedérsela.

El cuarto fue toro incómodo por lo brusco que fue, lo corto que se quedaba y lo mucho que protestó, con el que Padilla volvió a realizar una labor afanosa, rodillazos incluidos, que le valió una ovación desde el tendido.

Poco pudo hacer Daniel Luque con su primero, toro manso que se acabó a las primeras de cambio con el que anduvo esforzado pero sin eco. Con el quinto, en cambio, no tuvo tantas contemplaciones el de Gerena, que optó por abreviar ante la imposibilidad de armar faena ante un toro sin ánimo de colaborar lo más mínimo.

Román dejó buena imagen frente al primer toro que estoquea en España tras su alternativa del pasado 7 de junio en Nimes (Francia).

El animal, descastado y a la defensiva, no fue rival propicio, pero el valenciano suplió esas carencias con valor, coraje y corazón, pegándose un sincero arrimón, que hubiera tenido premio de no fallar con los aceros.

Tampoco fue oponente propicio el que cerró plaza, con el que Román volvió a mostrar ganas por agradar, mas fue imposible lograr algo potable de tan deslucido animal.

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