San Fernando descubre al Richard Ford dibujante de la España del siglo XIX

  • La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Fundación MAPFRE llevan a Madrid una exposición en la que se descubre una faceta poco conocida del viajero hispanista Richard Ford: la de dibujante de una España del siglo XIX que, por un lado le fascinaba y por otro "le incomodaba profundamente".

Madrid, 24 nov.- La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Fundación MAPFRE llevan a Madrid una exposición en la que se descubre una faceta poco conocida del viajero hispanista Richard Ford: la de dibujante de una España del siglo XIX que, por un lado le fascinaba y por otro "le incomodaba profundamente".

Ford "se codeaba" en Inglaterra con Blanco White y con el duque de Wellington, era un noble de costumbres muy tradicionales que se sentía frustrado por el devenir de las cosas en su país, cuyos cambios a marchas agigantadas, motivados por la revolución industrial, le parecían, a veces, inmorales.

La España que encuentra Ford en 1830, donde vivió tres años con su esposa Harriet, "tiene un alma exótica, con un pie en Oriente", que le atrae, y una dura realidad rural, de arrieros y pobreza, de suciedad y atraso, que el viajero no soporta bien.

Así lo ha explicado el comisario de la muestra, Javier Rodríguez Barberán, quien en declaraciones a Efe anima a los visitantes a ir más allá cuando visiten la exposición: "Que dediquen una mirada a lo que tienen al lado de lo que hayan venido a buscar porque seguro que esa cadena de intereses le va a llevar a disfrutarla".

"Y que la miren detenida y atentamente", recomienda este experto.

Porque la mayor parte de los dibujos son pequeños, "casi miniaturas", tomados a vuela pluma, muchos de ellos, sólo con lápices y trazos muy sencillos, y están expuestos unos doscientos de los cerca de quinientos que hizo en los tres años que vivió en España.

El autor del "Manual para viajeros por España y lectores en casa" (1844), un libro de referencia en la literatura de viajes del XIX, no incluyó en él un solo apunte, ha explicado el director académico delegado del Museo de San Fernando, José María Luzón, sino que todos estos dibujos los guardó su familia.

Son dibujos a lápiz y tinta, así como acuarelas, que permiten reconstruir la imagen de España, tal como era en los años posteriores a la guerra contra Napoleón y al inicio de la moderna ciudad decimonónica, un adelanto prefotográfico que radiografía los paisajes, tanto rurales como urbanos que, hasta ese momento, solo eran "fondos" de pinturas.

Son las impresiones de un viajero que aún no sabe que dedicará su vida a "las cosas de España", según sus propias palabras, y por eso ahí están desde los detalles más pequeños de una siega a sus paseos a caballo "disfrazado" de lugareño.

"No sólo es un fotógrafo antes de la fotografía (...), sino que abre su objetivo ante lugares y situaciones que tardarán en ser fijados en el negativo", apunta el comisario.

La exposición da la bienvenida al visitante con un párrafo de su "Manual" que define perfectamente la filosofía del autor y de la muestra:

"Los (viajeros) que aspiran a lo romántico, lo poético, lo sentimental, lo artístico, lo antiguo, lo clásico, en una palabra a cualquier tema sublime y bello, encontrarán en el actual y el antiguo estado de España material suficiente si vagan con lápiz y cuaderno en ristre por este curioso país, que oscila entre Europa y África, entre la civilización y la barbarie".

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