Sol Picó "pare" su reto más difícil con Fassbinder y una abeja Maya lujuriosa

  • Concha Barrigós.

Concha Barrigós.

Madrid, 28 feb.- Fassbinder, una abeja Maya con costumbres sexuales muy libres, ironía, textos como alfileres y danza son los "bocaítos" de "lo más difícil" que ha hecho nunca la coreógrafa y bailarina Sol Picó, y que mañana estrena el Español para "conmocionar" porque es una obra, dice, que "o se ama o se odia".

"Petra, la mujer araña y el putón de la abeja Maya", que estará en las Naves del Matadero del Español hasta el 10 de marzo, se estrenó en el Festival de Verano de Barcelona, Grec, y ahora levanta telón en Madrid con la novedad de que Picó bailará, en el papel de Karin, aunque sólo la primera semana porque la siguiente impartirá un curso en el Conservatorio de Madrid.

"Soy súper consciente de que es un gran reto. Me he metido en un terreno muy, muy pantanoso y me he arriesgado mucho. A veces lo veo y digo 'ay Dios, ay Dios'. Si vista desde fuera el ojo crítico no para, estar dentro es impresionante", revela en una entrevista con Efe la artista alicantina, ganadora de dos premios Max por sus montajes.

Es, detalla, una historia monstruosa, que habla de la parte oscura del ser humano "mixturizada" con lo que cuenta Rainer Werner Fassbinder en la película "Las amargas lágrimas de Petra von Kamp" y sus personajes: Petra, Karin y Marlen.

En ese trabajo, el alemán (1945-1982) contaba la relación de una diseñadora de éxito, Petra, con Karin, la modelo ante la que cae rendida, y su criada, la muda Marlene -aquí la mujer araña-.

"La abeja Maya (Karin) ha crecido de una forma muy diferente a lo que todos pensamos: la falta de amor genera monstruos. Parece que la obra vaya de risa, pero el proceso ha sido muy duro y sacar la monstruosidad mucho más. Como máximo podría ser una tragicomedia", afirma.

Lo de "putón", se ríe, "no tiene nada de provocación. Es un juego de palabras divertido. La inmoralidad que vivimos sí que es una provocación. Ese adjetivo resume muy bien lo que tiene dentro el personaje".

El reto, dice, ha sido dirigir una obra en la que hay teatro de palabra, música y danza, un "revolutum" al que le han dado estructura dramática ella y Carles Alfaro.

La historia, basada también en "Algunas reflexiones de andar por casa, descalzo", de Rafael Metlikovez, está conducida por siete "monstruos" que son los siete bailarines y las actrices Maru Valdivieso (Petra) y Vanessa Segura (Marlene), que también "evolucionan" por el escenario.

La música de esta descarga de "monstruosa psicopatía" está "organizada" por la violinista Adele Madeau, que ilumina el mundo sombrío de una producción que genera, subraya, tanta pasión como desdén, pero que "conmociona" seguro.

"Igual que de 'El llac de las moscas' (2010) era para todo el mundo, que salía diciendo 'qué bien' de esta salen impactados. Hay gente que le parece fatal y no le interesa nada la propuesta y otros que están encantados", admite.

"Este es el gran reto de mi carrera. Es muy difícil. Hemos estado cuatro meses preparándolo, pero atrapar la ambigüedad de un texto tan potente... Ha sido un trabajo titánico y a la vez muy enriquecedor", reitera la artista.

"La falta de amor puede generar psicópatas", añade Picó, que ha utilizado elementos de circo para situar a sus "engendros" en la barra fija de lo distinto.

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