Córdoba, 3 jul.- Las reminiscencias de bossanova, jazz y música africana que la visión del portugués Antonio Zambujo ha insuflado al fado han sido las protagonistas del concierto que éste ha dado hoy en el marco del XXXIII Festival de la Guitarra de Córdoba.
Zambujo ha abierto esta noche ante un Teatro Góngora entregado el primero de los tres conciertos que el festival ha dedicado a la música tradicional del país vecino.
Lo ha hecho, como no podía ser de otra forma, aportando la nueva óptica que ha hecho del artista portugués uno de los renovadores y principales exponentes del nuevo fado.
Zambujo, con un repertorio asentado tras cinco discos -precisamente hoy presentaba el último, llamado "Quinto"-, ha ofrecido una interpretación enérgica, en la que ha pesado especialmente el sonido brasileño, y muy particularmente el del maestro Caetano Veloso, uno de sus principales valedores en la escena internacional.
En el escenario, ha estado acompañado por cinco músicos, que han dado fuste a la suavidad de su voz, forjada en el cante alentejano -un canto polifónico con influencias norafricanas típico del sur de Portugal-, a partir de elementos de otras músicas como el jazz, la bossanova, la música étnica, o incluso el bolero.
Zambujo ha abierto el primero de los tres conciertos de fado que el Festival de la Guitarra ha programado bajo el nombre de "Guitarra y Fado", con el objetivo de ofrecer una panorámica variada y actual de la música más representativa del país vecino y de su gran protagonista, la guitarra portuguesa, y sus dos principales estilos, Coimbra y Lisboa.
Este ciclo traerá también al festival a Lula Pena el próximo 9 de julio, y el espectáculo Fado Cruzado el 12 de julio.
En otro espacio, el Teatro de la Axerquía, también se ha desarrollado una noche especial, en este caso dedicada a la música y las bandas locales.
Se ha tratado de "DesdeKCórdoba", un concierto que ha reunido a tres grupos representativos de la escena musical actual de Córdoba: The Wheel & the Hammond, Trilogy 666 y D. Donnier and his Bones.
Los primeros son una banda de regusto clásico y que apuesta por el pop-rock británico, mientras que D. Donnier and his Bones es una ecléctica banda que, a partir del intimismo apuesta por una batidora de estilos que va desde el rock and roll de toda la vida, a la salsa, la canción francesa o el jazz.
Finalmente, Trilogy 666 de metal en todas sus vertiente y que cuenta con más de 25 años de experiencia.
Ellos han puesto fin a la segunda jornada musical de un festival cuya edición treinta y tres apenas ha empezado a andar, pero que ya ha regalado un buen puñado de momentos mágicos.
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