Tom Sharpe, el británico del güisqui y el puro de Llafranc

  • Tom Sharpe, conocido en buena parte del mundo como el autor de "Wilt", la obra que le catapultó a la fama, era conocido en Llafranc, la zona de playa de Palafrugell en la que vivía, como el británico del güisqui y el puro.

David Álvarez

Palafrugell (Girona), 6 jun.- Tom Sharpe, conocido en buena parte del mundo como el autor de "Wilt", la obra que le catapultó a la fama, era conocido en Llafranc, la zona de playa de Palafrugell en la que vivía, como el británico del güisqui y el puro.

Como buen ingles, Sharpe era aficionado a este licor y también a los habanos, que gustaba de acompañar de una charla sin importarle demasiado quién era el interlocutor.

Este ciudadano de Llafranc igual compartía un güisqui con un vecino como con un cliente del bar que frecuentaba, el del hotel Llevant, donde residió durante cuatro inviernos antes de adquirir su actual domicilio en esta localidad de la Costa Brava gerundense.

Epifanio Castillo es uno de esos vecinos y hoy destacaba de Sharpe tanto su calidad humana como su aprecio por la "buena vida", sin obviar que se trataba de una persona "siempre dispuesta a hacerle favores a todo el mundo".

Sharpe compartía a menudo con Castillo güisqui y puros, gracias a que este andaluz residente desde niño en Cataluña, hablaba algo de inglés, porque el británico se negaba a utilizar el castellano o el catalán.

"Disfrutaba a su manera sin hacerle daño a nadie", aseguraba este vecino de Llafranc, que recordaba las visitas de la familia del escritor -mujer, hijas y nietos-, que residía en Inglaterra a excepción de una de las hijas, que vive en Estados Unidos.

Tom Sharpe tenía un carácter "tozudo", hasta el punto de que, pese a sus achaques, como la diabetes que ha acabado con su vida o la peritonitis que sufrió en 2006, nunca renunció ni a puros ni a alcohol.

También le recuerdan así en el hotel Llevant, donde tenía incluso un vaso especial para tomar su güisqui, ya que ni le gustaban los vasos largos ni las denominadas copas de tipo balón. Actualmente, Sharpe se decantaba por el güisqui escocés "Famous grouse", aunque antes había consumido otros.

La directora del hotel Llevant, Carme Farrarons, recuerda cuando a principios de los años noventa del siglo pasado Sharpe llegó a Llafranc acompañado de su representante y decidió instalarse a diez metros de la playa para residir en invierno.

La familia permanecía en Inglaterra, adonde él regresaba en la época estival para evitar la masificación de turistas que buscan el sol de la Costa Brava.

Farrarons recuerda a Tom Sharpe durante esos años en los que estuvo instalado en su hotel como una persona "muy metódica" en su trabajo, siempre con música de jazz de fondo.

Al acabar la jornada, Sharpe se lanzaba a conversar con cualquiera de los clientes británicos que a menudo frecuentaban el establecimiento y explicaba pasajes de su vida, especialmente de su etapa en Sudáfrica.

Aunque no le oyeron hablar en castellano ni en catalán, nadie duda en Llafranc de que el británico del puro y la copa entendía a todo el mundo.

"Siempre fue amable con todo el mundo", es la opinión compartida por todos los que trataron a Tom Sharpe en su etapa en España, en la que ejerció de fiel defensor de la sanidad pública y de crítico feroz con los ajustes que sufre el sector debido a la crisis económica.

Pese al declive físico de los últimos días, la doctora y amiga personal de Sharpe, Montserrat Verdaguer, ha desvelado que nunca le faltó al británico el vaso de güisqui con el que acabar la jornada ni el puro que lo acompañaba. Una declaración de principios digna del autor de "Wilt".

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