"Túnez rompió definitivamente con la tiranía, sin regreso posible", dijo en un comunicado el primer ministro tunecino, Habib Esid.
Un espectáculo ecuestre tuvo lugar en Sidi Bouzid, un centro turístico al lado de la capital. La ministra de Cultura, Latifa Lajdhar, anunció la construcción en la ciudad de un museo de la Revolución.
El 17 de diciembre de 2010, Mohamed Buazizi, un vendedor ambulante de 26 años, harto de la precariedad, se prendió fuego.
Este acto de desesperación desató una revuelta que en cuatro semanas derrocó al dictador Zine El Abidine Ben Alí, suscitando una ola de revoluciones en el mundo árabe.
Cinco años después, Túnez ha llevado a cabo su transición política, pero su economía no arranca. A nivel nacional, el índice de desempleo supera el 15% y entre los jóvenes diplomados alcanza el 32%. Además, el país ha sido golpeado en los últimos meses por los yihadistas del Estado Islámico.
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