Una muestra redescubre al fotógrafo Hoppé, de los más relevantes del siglo XX

  • El contraste entre las celebridades y la vida en las calles londinenses puede apreciarse en la exposición fotográfica "El estudio y la calle", centrada en uno de los retratistas más destacados de la primera mitad del siglo XX, E.O.Hoppé y que se abre hoy en la Fundación Mapfre de Madrid.

Madrid, 6 mar.- El contraste entre las celebridades y la vida en las calles londinenses puede apreciarse en la exposición fotográfica "El estudio y la calle", centrada en uno de los retratistas más destacados de la primera mitad del siglo XX, E.O.Hoppé y que se abre hoy en la Fundación Mapfre de Madrid.

De este modo, algunas de las figuras más relevantes de la política, la ciencia o las artes de comienzos del pasado siglo, como Benito Mussolini, Albert Einstein o Rudyard Kipling, comparten paredes con instantáneas tomadas a pie de calle, en una muestra importada de la National Portrait Gallery de Londres.

La exposición es un repaso por la obra de Hoppé, camaleónico retratista prácticamente desconocido fuera de Gran Bretaña, cuyas instantáneas de importantes figuras "son, en muchos casos, la imagen que se asocia a esos personajes", según ha señalado hoy en Madrid el asesor de fotografía del Instituto de Cultura de la Fundación Mapfre, Carlos Gollonet, durante la presentación de la muestra.

Emil Otto Hoppé (1878-1968), de origen alemán, comenzó a trabajar como retratista en 1907, hasta convertirse en uno de los fotógrafos más destacados de la escena londinense, para el que incluso llegaron a posar la duquesa de York, Elizabeth Bowes Lyon -futura esposa de Jorge VI y reina consorte de Inglaterra- o el rey Jorge V.

El retrato es el género más característico dentro de su obra, que se halla a medio camino entre el pictorialismo -movimiento fotográfico que buscaba imágenes que parecieran dibujos o grabados- y el modernismo, dando como resultado primeros planos rigurosos, que tratan de reflejar el perfil psicológico del retratado, dejando la belleza en un segundo plano.

Tras capturar con su cámara a muchas figuras ilustres, en los años 20 comenzó a interesarse por la vida diaria de las clases obreras y, armándose con una Kodak Brownie, una de las cámaras más silenciosas y pequeñas de la época, transitó las calles de Londres en busca de fotografías que recogieran al hombre común y la cotidianeidad ciudadana.

Sin embargo, aunque abogara por mostrar lo psicológico por encima de lo hermoso, también fue un destacado experto en belleza femenina, que participó como jurado en diversos certámenes de modelos.

En este sentido, Hoppé se empeñó en demostrar, levantando una enorme polémica, que la hermosura estaba presente en todas las razas, como intentó probar con su obra "El libro de las bellas" (1922), con retratos de 32 agraciadas mujeres de distintas etnias y regiones del planeta, muchos de los cuales están también presentes en la muestra.

A pesar de la fama de la que gozó en su época y la importancia de muchas de sus instantáneas, Hoppé apenas es conocido fuera de Gran Bretaña, donde ha sido redescubierto recientemente, como ha explicado Gollonet.

"El hecho de que su legado estuviera tan disperso y que hubiera comenzado dentro del pictorialismo, movimiento muy denostado en su época, contribuyó a que pasara desapercibido en la segunda mitad del siglo XX", ha argumentado Gollonet, quien ha añadido que "probablemente, de haber sido estadounidense, habría entrado con fuerza en la historia de la fotografía".

La exposición "El estudio y la calle" se inaugura hoy y permanecerá abierta al público hasta el 20 de mayo.

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