LOS ACCIDENTES COSTARON LA VIDA A CASI 150 MENORES DE 15 AÑOS EN 2014 EN ESPAÑA

Un total de 149 menores de 15 años murieron en España durante 2014 a causa de las lesiones causadas por accidentes involuntarios, según datos facilitados este lunes por la Asociación Española de Pediatría (AEP) y Fundación Mapfre, durante la presentación de la guía para padres ‘Prevención de lesiones no intencionadas en la edad infantil’.
Entre los accidentes mortales en niños, los más habituales son los relacionados con el tráfico (23,7%), seguidos de los ahogamientos (20%), las caídas (13%) y los incidentes relacionados con el fuego, como quemaduras e intoxicaciones (9%).
En Europa, los accidentes son la primera causa de muerte en la infancia entre los 5 y los 18 años, y cada día fallecen por accidentes involuntarios unos 2.300 niños en todo el mundo.
El objetivo principal de esta guía es dar a conocer los riesgos más frecuentes a los que están expuestos niños y adolescentes, explicar las circunstancias en las que se producen y ofrecer recomendaciones para prevenirlos y sobre cómo reaccionar en caso de accidente.
Según este trabajo, los menores de seis meses sufren principalmente caídas (en su mayoría desde el cambiador y la cama), así como lesiones por accidentes de tráfico, que se producen en su mayoría por no utilizar o usar incorrectamente sistemas de retención infantil.
Entre los seis meses y los tres años (etapa del niño en la que adquiere mayor movilidad), llama la atención la asiduidad con la que, además de caídas, se producen golpes, atragantamientos y quemaduras.
Dichas lesiones se deben generalmente a que los menores de estas edades “se lo llevan todo a la boca”, utilizan el andador (un medio totalmente desaconsejado por los pediatras porque aumenta el riesgo de golpes y caídas) y juegan con juguetes no homologados, que contienen piezas pequeñas.
Las intoxicaciones, que ocurren en su mayoría entre los 12 meses y los tres años de edad, se producen especialmente por la ingesta de medicamentos y productos de limpieza, así como por dormir junto a estufas y braseros.
La guía también describe los cambios físicos y emocionales por los que atraviesan los menores en cada una de las etapas, y hace referencia a los accidentes más frecuentes que sufren los niños entre los tres y los seis años, una etapa en que se lesionan con más facilidad como resultado de realizar mayor actividad física, subir y bajar escaleras con facilidad, correr con soltura y llamar la atención de los mayores.
A juicio de los expertos, todo ello es motivo suficiente para que los padres les muestren los diferentes peligros en terrazas, ascensores, escaleras y vehículos, así como en el hogar (lugar donde existen más riesgos), principalmente en la cocina, el baño y el garaje.
La edad comprendida entre los siete y los 12 años es un periodo de relativa calma, pero también de “inestabilidad emocional” debido a la proximidad de la adolescencia.
La escuela y los amigos se convierten en el centro de la vida de los menores de estas edades, en los que las pautas preventivas deben ir encaminadas básicamente hacia el conocimiento y respeto de las normas y a hacer un buen uso del fuego, la electricidad y el gas y los juegos peligrosos, no utilizar el ascensor sin ir acompañado y hacer deporte con la ropa y los protectores adecuados.
La adolescencia también cuenta con un apartado especial y, según el manual, “la incidencia de lesiones en mayores de 12 años aumenta de forma extraordinaria” y se mantiene en niveles muy altos hasta el final de la juventud.

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