EL ÁRTICO PIERDE TRES METROS CUADRADOS DE HIELO POR CADA 4.000 KILÓMETROS EN COCHE

- Investigadores estadounidenses y alemanes calculan cuánto contribuye cada persona al cambio climático. Tres metros cuadrados de hielo marino desaparecen en el Ártico cada verano por cada tonelada métrica de dióxido de carbono (CO2) que una persona produce directa o indirectamente, lo cual sucede en un viaje de 4.000 kilómetros en coche o en cada vuelo de ida y vuelta por pasajero desde Nueva York a Europa.
Así lo aseguran el alemán Dirk Notz, investigador principal del Instituto Max Planck de Meteorología en Hamburgo (Alemania), y la estadounidense Julienne Stroeve, investigadora principal del Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve (NSIDC, por sus siglas en inglés) y profesora en la Universidad Colegio de Londres, que han calculado cuál es la contribución individual al cambio climático.
Con el estudio, publicado este jueves en la revista ‘Science’, Notz y Stroeve esperan que sus conclusiones ofrezcan a la ciudadanía una mejor contribución de cuánto contribuyen al calentamiento global.
El estudio también explica por qué los modelos climáticos suelen incluir una menor sensibilidad a las emisiones de CO2 y, por lo tanto, subestimar la rapidez con la que el Ártico se está transformando en una zona estacionalmente libre de hielo.
Sus hallazgos se producen más de un mes después de que el hielo marino en el Ártico alcanzara una extensión mínima anual de 4,14 millones de kilómetros cuadrados, una cifra estadísticamente vinculada a la de 2007 como la segunda más baja desde que comenzaran los registros por satélite en 1979.
El rápido retroceso del hielo marino del Ártico es uno de los indicadores más directos del cambio climático en curso en la Tierra. Durante los últimos 40 años, la cubierta de hielo del Ártico en verano se ha reducido en más de la mitad. Las simulaciones de modelos climáticos predicen que la mitad restante podría desaparecer a mediados de siglo salvo que las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan rápidamente.
DATOS DESDE 1953
Para abordar este asunto, Notz y Stroeve analizaron la evolución futura del hielo marino veraniego del Ártico con el registro estacional, que comprende de 1953 a 1978 gracias a los datos sobre hielo marino y temperatura de la superficie del mar del Centro Hadley de la Oficina Meteorológica del Reino Unido, y de 1979 a 2015 merced a lo recogido por el Índice de Hielo Marino del NSDIC. Los investigadores examinaron el vínculo entre las emisiones de CO2 y el área de hielo marino del verano ártico y econtraron que ambos están linealmente relacionados.
“Los números observados son muy simples”, apunta Notz, quien añade: “Por cada tonelada de dióxido de carbono que una persona emite en cualquier parte del planeta, tres metros cuadrados de hielo marino del Ártico desaparecen en verano”.
Stroeve añade que, “hasta ahora, el cambio climático ha sido percibido como una noción bastante abstracta” y que los resultados del estudio “permiten superar esa percepción”. “Por ejemplo, ahora es sencillo calcular que las emisiones de dióxido de cabono de cada asiento en un vuelo de regreso desde Londres hasta Nueva York hacen desaparecer unos tres metros cuadrados de hielo marino del Ártico”.
El estudio también explica la relación líneal entre las emisiones de CO2 y la pérdida de hielo marino. “En pocas palabras, por cada tonelada de emisión de dióxido de carbono, el clima se calienta un poco. Para compensar ese calentamiento, el borde del hielo marino se mueve hacia el norte a una región con menos radiación solar entrante. Esto hace que el área de hielo marino se contraiga. Las razones geométrias simples hacen que esos procesos de combinen con la linealidad observada”, explica Notz.
Los modelos climáticos también simulan la relación lineal observada entre el área de hielo marino y las emisiones de CO2. Sin embargo, la capa de hielo en los modelos climáticos tiene una sensibilidad mucho menor de lo que se ha observado. El estudio de Notz y Stroeve considera que esto es más probable porque los modelos subestiman el calentamiento atmosférico en el Ártico inducido por una emisión dada de CO2.
En cuanto a la evolución futura del hielo marino del Ártico, el estudio encuentra que el objetivo internacional de dos grados centígrados de calentamiento global en comparación con la era preindustrial no es suficiente para permitir que permanezca el hielo marino del verano en el Ártico.
Para estar por debajo de esos dos grados centígrados de calentamiento, el mundo no puede emitir más de 1.000 gigatoneladas de carbono adicionales para 2100. Sin embargo, dada la sensibilidad observada de la capa de hielo del Ártico, un extra de 1.000 gigatoneladas de CO2 probablemente producirá septiembres libres de hielo en el Ártico.
El estudio concluye que el hielo marino de verano en el Ártico tiene una probabilidad real de sobrevivir a largo plazo sólo en un escenario de emisiones más bajas, como un objetivo de calentamiento global de menos de 1,5ºC, recogido en el Acuerdo de París, que entra en vigor este viernes, 4 de noviembre.

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