Bombardeos rusos frenan el avance rebelde cerca de ciudad siria de Alepo

La aviación rusa bombardeó el martes el sur de Alepo en apoyo a las fuerzas del régimen sirio, frenando la ofensiva de los rebeldes que intentan romper el asedio impuesto en sus barrios de la segunda ciudad de Siria.

Se trata del mayor ataque perpetrado por los rebeldes en Alepo desde la ofensiva de 2012 que hizo posible que los insurgentes tomaran el control de la mitad de la ciudad e hizo tambalearse al régimen de Bashar al Asad, indicó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).

El principal objetivo del asalto es abrir una nueva ruta de abastecimiento hacia su zona y evitar al mismo tiempo que el régimen se apodere de toda la localidad.

Alepo se encuentra dividida desde 2012 entre los barrios al oeste, controlados por el gobierno, y los del este, en manos de los rebeldes, totalmente sitiados por el ejército desde el 17 de julio.

En esta batalla, el ejército cuenta con la ayuda de la aviación rusa y, en el terreno, con combatientes iraníes y del Hezbolá libanés, según el OSDH.

Los rebeldes por su parte tienen el apoyo del grupo yihadista Frente Fateh al Sham (antes Frente al Nosra, que se desvinculó de Al Qaida).

"Los intensos bombardeos rusos no cesaron en toda la noche (del lunes)" al suroeste de Alepo, donde se concentran los enfrentamientos, informó a la AFP Rami Abdel Rahman, director del OSDH.

"Esto ha frenado la contraofensiva (rebelde) y permitido a las tropas del régimen retomar cinco de las ocho posiciones controladas por los rebeldes", precisó, añadiendo que "los insurgentes habían avanzado pero sin conseguir consolidarse".

Los violentos combates dejaron al menos "50 muertos" en el bando de los rebeldes y yihadistas, y "decenas de muertos" en las tropas del régimen, desde el inicio de la ofensiva el domingo, precisó el OSDH.

Unos 30 civiles murieron el lunes en la zona gubernamental de Alepo por disparos rebeldes.

El principal objetivo del asalto de los rebeldes es apoderarse del distrito gubernamental de Ramusa, en los suburbios del sudoeste de Alepo. Esto les permitiría abrir un nuevo eje de suministro hacia sus barrios.

Según una fuente militar siria, unos 5.000 combatientes prorrégimen participan en la batalla por Alepo.

"Es la batalla de la última oportunidad para los rebeldes. Si la pierden, les será muy difícil lanzarse en una nueva ofensiva para romper el asedio", destacó Abdel Rahman.

"Para el régimen también es una cuestión de vida o muerte. Hace meses que está preparando esta batalla y sería un golpe muy duro para las tropas si la pierde", añadió.

El secretario de Estado estadounidense John Kerry, cuyo país apoya a la oposición a Al Asad, exhortó a los protagonistas en Alepo a contenerse. "Es esencial que Rusia se controle y frene al régimen de Asad en sus ataques, así como es nuestra responsabilidad lograr que la oposición evite entrar en operaciones".

Los medios oficiales informaron el martes de que "decenas de familias" estaban abandonando los barrios rebeldes asediados de Alepo a través de "corredores humanitarios" abiertos desde el jueves por el régimen.

El pasado fin de semana, ya anunciaron la salida de varias familias y que algunos combatientes habían depuesto las armas, pero habitantes e insurgentes lo desmintieron.

A 50 kilómetros al sur de Alepo, en la ciudad rebelde de Saraqeb, el OSDH denunció 24 casos de ahogamiento después de que el ejército sirio lanzase barriles explosivos desde helicópteros. Los habitantes aseguraron que se trataba de cloro, aunque la ONG no lo ha confirmado.

Cerca de esta localidad situada en la provincia de Idleb (noroeste), un helicóptero ruso se estrelló tras ser alcanzado por un proyectil y los cinco militares rusos a bordo murieron.

En la localidad rebelde de Atareb, un bombardeo mató a seis personas e hirió a 15, según el OSDH.

Más de 280.000 personas han muerto desde el inicio de la guerra en Siria en 2011, un conflicto que se ha ido complicando con la intervención militar de potencias regionales e internacionales.

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