Controversia en Francia sobre la prohibición del burkini

La decisión de un puñado de alcaldes de Francia de prohibir el burkini, el traje de baño islámico, recibió el apoyo del primer ministro Manuel Valls, pero no ha levantado unanimidad en Francia y es duramente criticada en el extranjero.

El miércoles, Manuel Valls se unió al debate y afirmó que "comprende" y "apoya" a los alcaldes de estaciones balnearias como Cannes (sur) que, en un contexto de atentados yihadistas y agudización de las tensiones interreligiosas, prohibieron este bañador que cubre todo el cuerpo, excepto cara, manos y pies, para "evitar alterar el orden público".

Tres mujeres que llevaban burkini fueron multadas el pasado fin de semana en Cannes y tuvieron que pagar 38 euros cada una.

Estos bañadores que suponen preservar el pudor de las mujeres musulmanas son muy poco comunes en las playas francesas, pero para Valls su reciente aparición es "la traducción de un proyecto político, de contra-sociedad, fundado en la opresión de la mujer".

El uso del burkini "no es compatible con los valores de Francia", afirmó en el diario regional La Provence.

Diputados de derecha han pedido incluso ir más allá y hacer respetar la prohibición de la burka -velo que cubre toda la cabeza a excepción de una rejilla en los ojos- en los espacios públicos, votada en 2010.

Para la Liga de Derechos Humanos, Valls "participa en la estigmatización de una categoría de franceses, que se han transformado, debido a sus creencias, en sospechosos".

Una opinión que comparte el portavoz del partido comunista francés Olivier Dartigolles: "de cierta manera", el jefe del gobierno "entra en el juego de los terroristas porque es justamente lo que quieren, la guerra de religiones, las tensiones permanentes, sumirse en una guerra civil".

El Colectivo contra la islamofobia en Francia (CCIF) anunció que iba a atacar ante la justicia todas las decisiones municipales que prohíban el uso del burkini.

El sociólogo Michel Wievorka, entrevistado por la AFP, dijo que esa polémica podría alimentar la idea en el extranjero de que Francia "no es capaz de manejar de buena forma, de forma democrática, a través del debate, temas como el lugar del islam" en el país.

Los medios europeos han calificado la medida tomada en algunos balnearios franceses como ridícula, discriminatoria contra los musulmanes y contraproducente en la lucha contra el islam radical.

"Una vez más las mujeres están siendo instrumentalizadas en una batalla ideológica (...) que ha dado un giro grotesco", escribió el diario berlinés TAZ.

"No hay ninguna evidencia de que las mujeres que usan burkinis estén relacionadas con el terrorismo, y no hay ninguna razón para que su prohibición ayude a eliminar a los islamistas", dijo por su parte el diario conservador británico Daily Telegraph. "Esto podría al contrario alienar a los musulmanes moderados", añadió.

En Italia, el ministro del Interior se manifestó contrario a prohibir el uso del burkini, asegurando que se trata de una medida "inapropiada" e incluso "peligrosa".

Las autoridades de un país tienen "la responsabilidad de garantizar la seguridad" sin caer en "una provocación capaz de suscitar ataques", explicó el ministro.

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