Así lo recoge un estudio del Colegio Notarial de Catalunya, que cifra en 50 las personas que en 2007 decidieron hacer un poder preventivo, mientras que en 2016 fueron 2.797, casi un 5.000% más, y en el caso de la autotutela se ha pasado de 840 en 2007 a 1.513 el año pasado, ha informado el colegio profesional en un comunicado.
Un poder preventivo es un documento notarial que permite a una persona designar a otra para que actúe representando a sus intereses en caso de que llegue a perder la capacidad de manifestar su voluntad.
La autotutela, en cambio, establece un tutor en previsión de una incapacidad judicial futura para que obre sobre su vida y sus bienes.
La principal diferencia entre ambas figuras es que en la autotutela el tutor necesita siempre autorización judicial para realizar actos que afecten al patrimonio del incapacitado, algo que no es necesario en los poderes preventivos.
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