Según ha explicado el profesor especialista en astrofísica José María Madiedo, en declaraciones a Europa Press, los cálculos posteriores han conseguido delimitar aún más el radio de caída del posible meteorito a una zona de unos 25 kilómetros cuadrados que no quieren precisar para evitar que los cazameteoritos puedan acudir para llevarse la roca.
No obstante, las primeras "indagaciones" sobre el terreno ya han comenzado con la esperanza de encontrar el trozo de roca para su estudio y todo ello, pese a que no tienen constancia específica de que pudiera haber caído en tierra.
Madiedo ha explicado que el hecho de que "se sintiera un temblor en la zona" que numerosos testigos han relatado "no significa necesariamente que la roca haya tocado tierra antes de desintegrarse" ya que este tipo de bólidos, al cruzar la atmósfera, puede generar "una onda expansiva similar a cuando tiramos una piedra al agua" y que puede llegar a generar estos temblores.
No obstante, el profesor Madiedo y su equipo seguirán buscando en la zona delimitada y peinando el suelo en una búsqueda que "podría durar meses" ya que en la zona del sur de España "con una orografía complicada y bastante vegetación puede resultar muy difícil".
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