El primer MINI fabricado en estas instalaciones, recuerda la marca, fue un Cooper en Rojo Chili con línea de contraste blanca en el techo y en los retrovisores exteriores.
Tanto para la sede como para la marca, empezaba una historia que la marca califica de éxito. Desde 2001, los vehículos procedentes de Oxford se han vendido en más de 110 países de todo el mundo.
En la actualidad, la planta de MINI se encuentra entre las sedes de fabricación de automóviles más avanzadas del mundo. La cifra de empleados ha subido de los 2.400 del principio, a los actuales 4.500. La plantilla monta aproximadamente 1.000 vehículos por día en tres turnos.
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