EL AIRE DE LA TIERRA PESABA HACE 2.700 MILLONES DE AÑOS MENOS DE LA MITAD QUE AHORA

La idea de que la joven Tierra tenía una atmósfera más densa que la actual es incorrecta, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Washington (Estados Unidos) a partir de burbujas atrapadas en rocas de hace 2.700 millones de años, que concluye que entonces el aire ejerció como máximo la mitad de la presión atmosférica de hoy.
Esta investigación, financiada por la NASA y publicada en la revista ‘Nature Geoscience’, revierte la idea comúnmente aceptada de que la Tierra temprana tenía una atmósfera gruesa para compensar la débil luz solar. El hallazgo también implicaciones sobre los gases que estaban en ese ambiente y cómo la biología y el clima influyeron en hace miles de millones de años.
“Durante mucho tiempo, la gente ha estado pensando en que la presión atmosférica podría haber sido más alta entonces porque el Sol estaba más débil”, apunta Sanjoy Som, autor principal del estudio, que lo hizo en su doctorado en Ciencias de la Tierra y el Espacio de la Universidad de Washington, quien añadió: “Nuestro resultado es el contrario de lo que esperábamos”.
La idea de utilizar burbujas atrapadas en lava fría como un ‘paleobarómetro’ para determinar el peso del aire en la joven Tierra se le ocurrió hace décadas a Roger Buick, coautor del estudio y profesor de Ciencias de la Tierra y el Espacio en la Universidad de Washington. Otros la habían utilizado para medir la subida de lava con unos pocos millones de años.
Para medir la presión del aire más atrás en el tiempo, los investigadores necesitaron un lugar donde lava verdaderamente antigua se hubiera formado indiscutiblemente a nivel del mar. Ese sitio está en el oeste de Australia y fue descubierto por Tim Blake, de la Universidad de Australia Occidental, donde el río Beasley ha descubierto lava basáltica de 2.700 millones de años. El flujo de laba más bajo tiene ‘dedos’ que se introducen en fragmentos de vidrio, lo que demuestra que la lava fundida se sumergió en el agua de mar. El equipo perforó en los líquidos de lava suprayacente para examinar el tamaño de las burbujas.
Un tramo de roca fundida se enfrió rápidamente en la parte superior y la inferior, y las burbujas atrapadas abajo eran más pequeñas que las de arriba. La diferencia de tamaño registra la presión del aire en la lava al perder temperatura hace 2.700 millones de años.
PATRONES CLIMÁTICOS
Las mediciones realizadas por los investigadores sugieren una atmósfera sorprendentemente ligera. Exploraciones de rayos X más rigurosas de varios flujos de lava confirmaron que las burbujas indican que la presión atmosférica en ese momento prehistórico era menos de la mitad que la de ahora.
Hace 2.700 millones de años, sólo microbios unicelulares habitaban la Tierra, la luz del Sol era aproximadamente una quinta parte más débil que la actual y la atmósfera carecía de oxígeno. El estudio indica que esas condiciones pudieron ser más etéreas de lo que se creía. Una atmósfera más ligera podría afectar a la fuerza del viento y a otros patrones climáticos, e incluso alteraría el punto de ebullición de los líquidos.
“Todavía estamos tratando de abordar la magnitud de esto”, subraya Buick, quien indica: “Vamos a tomarnos un tiempo para digerir todas las posibles consecuencias”.
Los investigadores buscarán próximamente otras rocas para confirmar los hallazgos y para aprender cómo la presión atmosférica podría haber variado a través del tiempo. Las pistas sobre la Tierra primitiva son escasas, pero resulta más fácil de estudiar que los planetas fuera del Sistema Solar, así que ello ayudará a entender las posibles condiciones y la vida en otros planetas con atmósferas livianas y libres de óxigeno.

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